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Ni un minuto de tranquilidad

Las escasas diferencias entre los tres primeros en la general presagian unas carreras finales realmente interesantes.

Con una jornada de descanso por el medio, en la que cada cual analizó con lupa los puntos más óptimos en los que llevar a cabo su tentativa de ataque, la primera oportunidad era una etapa completamente plana y sin dificultades montañosas. El líder de la Vuelta, Juanjo Cobo (Geox-TMC), se exigía en el descanso de la leonesa Arcahueja "tranquilidad y no presionarme" para poder defender con éxito el jersey rojo hasta Madrid.

Las intenciones de sus principales rivales, los británicos del Sky Christopher Froome y Bradley Wiggins, son justamente las contrarias. Otros que están un poco más lejos deberán estar a la espectativa de lo que acontezca entre el trío. De los seis días que tenía por delante el cántabro para lograr su objetivo, el viaje entre la palentina Villa Romana La Olmeda y la riojana Haro era uno de los a priori más tranquilos. Justo lo contrario fue lo que sucedió, según relata Efe.

En la parte final de la etapa hacia el viñedo riojano el gran grupo se lanzó frenético en busca de una mínima brizna de aire para intentar romper el gran grupo y poner contra las cuerdas a Cobo. "Quedan etapas por delante y las diferencias son mínimas. Estamos convencidos de que aún pueden pasar muchas cosas y hay que permanecer atentos a cualquier oportunidad", dijeron los hombres del Sky.

Antes de abandonar Castilla y León, la diferencia de 'el bisonte de la Pesa' sobre Froome y Wiggins, era de 20 y 46 segundos respectivamente. En cada una de las etapas que restan por disputar hasta llegar a Madrid se pueden sumar hasta un máximo de 32 segundos de premio. "La Vuelta se puede decidir por las bonificaciones" afirma el cántabro quien no tiene reparos en recordar que si es líder son por ellas.

La tensión de la que quería liberarse el ciclista afincado en Cabezón de la Sal se encargaban de mantenerla viva sus adversarios del Sky. El primer ejemplo, de los muchos que se van a vivir hasta llegar a Madrid, llegó a trece kilómetros de meta con una montonera en la que se vieron involucrados un buen número de corredores, entre ellos 'Purito' Rodríguez (Katusha), jersey verde de la Vuelta. Cualquiera se puede ver inmerso en una circunstancia que dé al traste con sus aspiraciones.

Tras la caída del catalán, malherido y cuyas consecuencias se verán en la salida de Oyón, llegó un nuevo foco de tensión en la pequeña población riojana de Anguciana. Allí se enfrascaron unos para recortar diferencias, a punto estuvieron de conseguirlo, y los otros en impedirlo. La tranquilidad no existe y nadie puede relajarse ni un minuto desde que finaliza el control de firmas.

En el pelotón hay "mucha tensión y muchos nervios", señalaron algunos ciclistas al bajarse de la bicicleta. Los que se juegan la Vuelta quieren estar delante con los que, como Juan José Haedo (Saxo Bank), tratan de aprovechar una de las escasas oportunidades les brinda el itinerario de 2011.

La escalofriante caída en la cabeza del pelotón de Talavera de la Reina en la séptima etapa estuvo a punto de reeditarse en Haro. Haedo encontró "la suerte" que le había sido esquiva en otras ocasiones y se coló por "un hueco", pero el grupo se rompió y cada cual acabó como pudo. Cobo se había metido en el sprint de Anguciana para evitar sorpresas, aunque en un principio incluso llegó a temer que le dieran a Froome dos segundos que terminaron para el francés Maxime Monfort (Leopard-Trek). Los incidentes finales le depararon al cántabro la sorpresa de sumar dos segundos sobre Froome y cinco sobre Wiggins.

Nadie puede estar tranquilo en una edición de la Vuelta en la que cada día aguarda alguna sorpresa. Todavía quedan cinco días de carrera y hasta que no se cruce la última raya en el Paseo de la Castellana madrileño todos deberán mantener la tensión y sus alertas encendidas.

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