Diego Alves Carreira (Río de Janeiro, 24 de junio de 1985) es el hombre de moda en el fútbol europeo. El portero brasileño, una de las diez incorporaciones del Valencia para esta temporada, fue determinante en el partido que su equipo empató este miércoles contra el Chelsea en Mestalla (1-1), en la segunda jornada del grupo E de la Liga de Campeones.
Pese a que Roberto Soldado marcó el gol del empate al transformar un absurdo penalti cometido por Salomon Kalou a cinco minutos del final del tiempo reglamentario, neutralizando así el tanto inicial de Frank Lampard, el héroe de la afición local fue Alves con sus seis paradones, dos de ellos a sendos remates de Fernando Torres. El cancerbero le robaba así el protagonismo al hoy blue Juan Mata, quien al final del partido recibió un merecido homenaje por parte de su antigua afición.
Minutos antes, las redes sociales bullían para comentar las magníficas intervenciones del brasileño. "Vaya quattro (sic) paradas de Diego Alves. Madre mía, qué crack", escribía en Twitter uno de sus excompañeros en el Almería, el sueco Henok Goitom, mientras que el jugador de baloncesto Jorge Garbajosa se mostraba sorprendido por "todo lo que está parando ese portero". Son sólo dos ejemplos de todos los elogios dirigidos hacia el guardameta.
La modestia por bandera
Unas loas por las que no se deja impresionar Alves, quien prefiere mantener los pies en el suelo. "Sólo estoy contento cuando gana el equipo y esta noche no hemos ganado", declaraba el jugador en zona mixta del estadio de Mestalla tras el empate ante el Chelsea de André Villas-Boas. "Ha sido un buen partido en líneas generales y no sólo mío", remarcaba el modesto cancerbero brasileño, que ya había dado muestras de su calidad y de sus reflejos felinos en el estreno de los valencianistas en la Champions, hace dos semanas frente al Genk (0-0) en Bélgica.
Diego Alves es el portero elegido por el técnico Unai Emery para la Copa de Europa –al menos en estos dos primeros partidos–, pero aún no ha podido estrenarse esta temporada en Liga, pues ha sido Vicente Guaita quien ha jugado los 90 minutos de cada uno de los cinco partidos que se han disputado hasta la fecha, de los que el Valencia ha ganado tres (Racing, Atlético de Madrid y Sporting), empatado uno (Barcelona) y perdido el otro (Sevilla).
Sabe Alves que tiene un duro competidor en Guaita y, por si acaso, así se encargaba de recordárselo Emery en la rueda de prensa posterior al encuentro ante el Chelsea. "Alves es un gran portero, pero también confiamos mucho en Guaita. Tras un partido hay que dejar templar las reflexiones, pero para mí lo más importante es que la portería la tenemos bien cubierta, con una competencia bonita, que al final tiene que ir en beneficio del equipo", dijo el técnico de Fuenterrabía.
Braulio Vázquez, que ha recogido con éxito el testigo de Juan Sánchez al frente de la secretaría técnica del Valencia, ha sido uno de los hombres determinantes en la contratación de Diego Alves. El cancerbero sudamericano estaba en la agenda de varios clubes europeos de renombre, entre ellos el Real Madrid, Milan e Inter, pero el club levantino trabajó con sigilo y acabó haciéndose con sus servicios, por unos tres millones de euros.
Pionero para los porteros brasileños
Diego Alves inició su carrera como profesional en 2004 como jugador del equipo juvenil del Atlético Mineiro de Belo Horizonte y en mayo de 2005 debutó como portero del primer equipo. Sus buenas intervenciones en el Campeonato Brasileño llamaron la atención de equipos como la Lazio y el Betis. Y también de un modesto, el Almería, que por aquel entonces entrenaba Unai Emery. Fue la oferta del conjunto rojiblanco la que más le gustó al guardameta, que decidió jugársela al todo o nada y, en 2007, dar el salto a Europa. Entonces sólo tenía 22 años.
Lo cierto es que el inicio de su aventura en España fue realmente difícil, pues Alves tuvo que vivir a la sombra de David Cobeño y no jugó ni un solo minuto durante los primeros meses de la campaña 2007/08. Una cláusula en el contrato de Cobeño impedía al madrileño enfrentarse al Sevilla, el equipo que lo había cedido al Almería, y le llegó entonces la oportunidad a Diego Alves, que debutó en Primera División el 1 de diciembre de 2007 ante el cuadro de Nervión en el estadio Juegos Mediterráneos, y además con victoria (1-0). Se convertía así el joven futbolista de Río de Janeiro en el primer portero brasileño en jugar en la máxima categoría del balompié español.
La titularidad volvió a Cobeño, que sólo dos semanas después fue expulsado en un partido ante el Betis. Ese día, el 16 de diciembre de 2007, Diego Alves empezó a reivindicarse en el Almería y a hacerse con un puesto fijo en el once. Esa misma temporada, la 2007/08, llegó a estar 677 minutos sin encajar un gol –la marca la rompió Mohamed Tchité el 24 de febrero al marcarle un gol en la victoria del Racing por 1-0 frente a los andaluces en El Sardinero–, superando el récord que hasta ese momento tenía el madridista Iker Casillas y siendo, a su vez, la décima mejor marca de toda la historia de la Liga.
Alves ya había captado la atención del entonces seleccionador brasileño, Dunga, que lo convocó en marzo de 2008 para disputar un amistoso con la canarinha ante Suecia y, aunque no llegó a jugar, empezó a convertirse en un fijo en las convocatorias. Eso sí, siempre a la sombra del portero del Inter de Milán Julio César, indiscutible titular. Finalmente Diego Alves pudo debutar con la verdeamarela el 24 de junio de aquel año en un amistoso disputado en el Estadio Raulino de Oliveira, de la ciudad de Volta Redonda, ante un combinado de jugadores cariocas y que acabó con la victoria de los olímpicos brasileños por 1-0. Alves fue también uno de los 18 convocados para disputar los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, obteniendo la medalla de bronce a pesar de no jugar ningún partido.
Aquel fatídico 20 de noviembre
Alves, que en España se ha destapado como todo un especialista en detener penaltis –ha parado nueve de los 16 que le han lanzado durante las cuatro temporadas que ha estado en el Almería–, vivió el 20 de noviembre de 2010 uno de los peores momentos de su carrera deportiva al encajar ocho goles –tres de ellos de Leo Messi– ante el Barcelona en el estadio Juegos Mediterráneos (0-8), en un partido que le acabó costando el puesto de entrenador del Almería a Juanma Lillo, el amigo de Pep Guardiola.
Ágil de mente y de reflejos, siempre con la cabeza muy bien amueblada, Alves confiesa que su referente para crecer como portero ha sido el mítico Taffarel, uno de los líderes de la selección brasileña de los años 90, pero también reconoce que Johann Cruyff es el jugador que más le ha asombrado hasta el momento. Y no oculta que acabó haciéndose guardameta porque en su Río de Janeiro natal, sus amigos se reían de lo malo que era como jugador –solía actuar como delantero–.
Fervor religioso
En el aspecto personal, Diego Alves se define como una persona tranquila y "muy religiosa" que, a diferencia de muchos de sus compatriotas con fama de juerguistas, prefiere pasar el tiempo libre junto a su familia. Al estilo Kaká. Conocida es su devoción hacia Nuestra Señora Virgen de la Aparecida, a la que atribuye parte de su éxito, y que siempre le acompaña, tanto en sus guantes -como puede comprobarse en la imagen que acompaña al texto- como en la portería en la que le toque jugar, a la que siempre lleva una estampa de la misma.
Así lo revelaba el propio Alves el pasado 26 de julio –dos meses después de hacerse oficial su fichaje por el Valencia– durante su presentación con el conjunto ché en el Club Náutico de Gandía. "La Virgen siempre me acompaña. Yo soy una persona muy religiosa y siempre estará conmigo", dijo entonces Alves, para añadir que la entidad de Mestalla "tiene a los dos mejores porteros de España, pero será el entrenador es el que debe decidir el que juega". "Lucharé para que haya una buena competencia de la que salga ganando el Valencia", fueron sus palabras.
Por aquel entonces, Diego Alves ya había puesto la pelota en el tejado de Emery, el mismo hombre que hace cuatro años lo trajo a España, pero tras lo visto anoche en Mestalla frente al Chelsea, el brasileño reivindica la titularidad de la portería valencianista también en la Liga.