La selección portuguesa ha vivido una de las mejores noches de su historia en el lisboeta Estadio de la Luz, donde se dieron cita más de 50.000 espectadores, con la goleada a Bosnia-Herzegovina (6-2) que le ha dado el billete para la Eurocopa 2012. La clasificación ha costado horrores, pero el sufrimiento mereció la pena.
El conjunto de Paulo Bento, que venía de empatar sin goles en la ida, disipó los nubarrones que se ceñían sobre su juego y, haciendo gala de los grandísimos jugadores que tiene en su nómima, mostraba su mejor cara aupado por el tridente del Real Madrid. Un hiperactivo Cristiano Ronaldo, secundado por la solidez atrás de Pepe y la verticalidad de Fabio Coentrao, lideró al equipo de las Quinas, muy bien apoyado por el jugador del Oporto Joao Moutinho, uno de los mejores mediocentros de Europa.
El público portugués estalló de júbilo poco antes de las once de la noche (hora portuguesa), cuando el árbitro alemán Wolfgang Stark –el mismo que había expulsado de forma muy rigurosa a Pepe, por una entrada a Dani Alves, en el duelo de ida de semifinales de la última Liga de Campeones entre Real Madrid y Barcelona (1-1)– señaló el pitido final en Da Luz. Los tres millares de seguidores bosnios que allí se dieron cita, y que hasta entonces habían provocado a Ronaldo con los ya habituales gritos de "Messi, Messi", tuvieron que regresar a casa con las orejas gachas.
Los jugadores encarnados estuvieron a la altura en su respuesta a la torcida: los Cristiano, Pepe –nacido en Brasil, pero un portugués más al fin y al cabo–, Coentrao, Miguel Veloso, Moutinho, Rui Patricio, Helder Postiga, Rubén Micael, Carlos Martins y compañía hicieron piña, saltaron al centro del campo, se fundieron en un emotivo abrazo y presumieron de país, con la cabeza erguida, mientras los bellos acordes de A Portuguesa sonaban en el estadio. Éxtasis puro en Da Luz. Una imagen vale más que mil palabras. Como decía con acierto el propio Bento en la rueda de prensa posterior al encuentro, "el fútbol da alegrías en un país en dificultades".
Protagonista de la noche fue también Luis Figo, el hombre que más veces ha vestido la camiseta de la selección portuguesa (un total de 127, el mismo número de partidos que Iker Casillas ha jugado con España). El exjugador del Real Madrid y el Barcelona también estuvo presente en el estadio lisboeta para ser testigo orgulloso de la exhibición de sus compatriotas.
Los deberes, esta vez sí, estaban hechos, aunque se haya tenido que llegar a la repesca de septiembre. Dentro de siete meses llegará la hora de la verdad, la Eurocopa de Polonia y Ucrania donde la selección portuguesa debería alcanzar cotas muy altas. Por talento y juego, al menos si exhibe el mismo nivel que ante los bosnios. Pero ya se sabe que el fútbol no es una ciencia exacta y no siempre ganan los mejores...