El Elche se ha llevado la victoria en el duelo de rivalidad alicantina al derrotar al Hércules -que se mantiene líder de Segunda- en el estadio Rico Pérez, en un partido en el que los visitantes fueron un equipo más sólido (1-2). Con este resultado, el Hércules, que encajó dos goles por primera vez esta Liga, continúa líder, mientras que el Elche iguala en la segunda plaza de la clasificación con el Valladolid.
El partido comenzó marcado por la tensión y la igualdad, sin que ninguno se hiciera con las riendas del choque y con alguna aproximación no demasiado peligrosa de cada equipo, como un remate fallido de Urko Vera para los locales, en una acción a balón parado, o un disparo lejano de Nicki Bille.
Y, como suele suceder en los encuentros de rivalidad, una acción puntual fue la que empezó a desequilibrar la balanza de uno de los dos lados. En este caso, del lado de un Elche que estuvo muy bien posicionado y con las ideas muy claras. Fue a los dieciséis minutos de juego cuando en una acción sin aparente peligro, en la que el jugador del Elche Mantecón se alejaba de la portería y se disponía a salir del área, cuando Abel Aguilar le derribó y el colegiado pitó el correspondiente penalti. Edu Albacar no desaprovechó la pena máxima y puso el cero a uno en el marcador.
El Hércules reaccionó, empezó a tener más posesión de balón -también porque el Elche le dejaba- y se acercó al área ilicitana. Su ocasión más clara fue un disparo de Callejón (m.28) que rechazó a saque de esquina el portero Juan Carlos. Y del posible empate a uno se pasó al cero a dos. En esta ocasión, el centrocampista colombiano Abel Aguilar se dejó ganar por Etxeita un balón aéreo en el que parecía partir con ventaja y el más listo fue Nicki Bille, que en el área pequeña metió la punta de la bota para batir a Falcón.
En la segunda mitad, el Elche tenía totalmente dominado el partido. En el aspecto futbolístico, tenía atenazado a su rival y si algún equipo llevaba algo de peligro, ése el conjunto visitante. Pero, además, el tempo del choque también era para los de Bordalás. El partido apenas tenía continuidad y el Hércules no veía forma de acercarse a la meta de Juan Carlos, ni siquiera tras la entrada de Míchel y Aganzo.
Sin embargo, a los setenta minutos de juego, en una acción aislada, un balón acabó rechazado al borde del área, desde donde Míchel lanzó una volea que significó el uno a dos y daba emoción al encuentro.