Barça y Almería firman un justo empate
El sueño europeo que los chicos del filial azulgrana vivieron ante el BATE Borisov fue bonito, pero la realidad manda.
Barcelona y Almería firmaron un justo empate (3-3) en un partido con poco fútbol en el primer tiempo, pero con un final de locos en el que el Barça remontó un marcador adverso y el Almería igualó en el último minuto. El sueño europeo que los chicos del filial azulgrana vivieron ante el BATE Borisov fue bonito, pero la realidad manda. Esa que, lejos del anhelado Camp Nou, se juega en pequeños estadios de gradas semivacías, sin música de fanfarria y ante rivales con mucho más en juego que unos bielorrusos casi de turismo en Barcelona.
Ese rival fue el Almería. Cuatro jornadas sin ganar y la presión de luchar por el ascenso grabada en la piel. Ellos no eran el BATE, como tampoco el Barça B fue el de los chicos que maravillaron hace tres días. El recién renovado Bartra y los tocados Sergi Roberto y Montoya se quedaron en la grada. Rafinha calentaba banquillo.
Presentó un once extraño el técnico azulgrana, casi tanto como lo fue el partido en líneas generales. Con una defensa parcheada y un centro del campo poco habitual, el filial tardó en encontrar su espíritu, su alma. Tenía el balón, pero no domaba a su rival. Poco fútbol se vio en el arranque. Aleix y Tello intercambiaron peligrosos contragolpes, pero las defensas abortaron sus ataques. Al Barça le costaba trenzar jugadas. A los andaluces les bastaba con cerrar espacios y salir embalados al contragolpe.
Aún así, el Barça llegaba con más facilidad, aunque la falta de precisión hizo que Esteban no tuviera problemas ante los remates culés. En cambio, el Almería se plantó poco, pero con mucho peligro. Ulloa, a la media hora, lanzaba con demasiada fuerza una vaselina cuando encaraba a Masip en solitario. Diez minutos después, un centro se paseaba en el área local y el remate de Goitom, a un metro de la línea de gol, lo apresaba el portero azulgrana in extremis.
Y cuando más encallado estaba el Barça y ya pensando en el descanso, Tello se sacó de la manga una sensacional jugada, dejando atrás a varios defensas del Almería hasta que el balón acabó en pies del goleador Jonathan Soriano, quien no tuvo piedad. (1-0, m.45). El tanto, sin embargo, fue como echar agua a las brasas del rival. Salió de vestuarios enchufado el Almería, dispuesto a asediar la portería rival sin pausa ni tregua. Diez minutos le bastaron para empatar. Veinte para dar la vuelta al partido.
Todo en botas de Soriano, esta vez el del equipo andaluz. Primero, al rematar un saque de esquina, según Efe. El segundo, al aprovecharse de un balón muerto en el área pequeña culé, tras una jugada peleada por Aleix y mal defendida por los centrales locales (m. 68). Eusebio quiso reaccionar poniendo sobre el tablero a Rafinha y Deulofeu, y la fórmula surgió efecto. Un pillo Riverola aprovechaba un balón mal blocado por Esteban, tras un trallazo de Tello (2-2, m.78). Cuatro minutos después, Tello daba la vuelta al partido.
Eusebio enloquecía en la banda y con él el Miniestadi. Pero cuando el encuentro ya agonizaba, Aaron empató de nuevo ante una tibia defensa azulgrana. Fue doloroso para los locales pero, visto el partido, lo más justo para ambos equipos.
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