El Barcelona es el mejor equipo del mundo. No es una frase de nadie. Ni siquiera de Dani Alves. Es una realidad que viene escrita por los títulos que ha conseguido. Nada menos que cinco en este 2011 –sólo cayó en la Copa ante el Madrid-, el último de ellos el Mundial de Clubes, después de imponerse al Santos (4-0). Un campeonato que no brilla precisamente por su nivel, pero cuyo mérito reside en llegar: sólo se puede ganar si se ha sido campeón de Europa.
Y lo ha hecho como siempre. Con brillantez, con un juego preciosista, con bonitos goles y mejores jugadas. Con Xavi, Messi o Iniesta haciendo magia. Con Alves jugando en todas las posiciones del campo, y en todas bien. Con Puyol y Busquets partiéndose la cara por los suyos. Con Valdés salvando lo que tiene que salvar.
Primera mitad de órdago
Había una única opción para que el Santos se impusiera a este Barcelona. Que Ganso y Neymar –dejó buenas sensaciones el astro brasileño, por cierto, aunque quedó evidente que aún le queda mucho por recorrer– encontraran algún espacio a la contra, y que los de Guardiola no salieran enchufados.
Pero sucedió todo lo contrario. Los azulgranas triangulaban con demasiada facilidad. No perdían un balón. Llegaban con claridad a la portería de Rafael Cabral y no concedían ni un metro a su rival. Más allá de la tremenda superioridad del Barcelona, un hecho fue clave para que así sucediera: el Santos salió asustado, demasiado temeroso. Se echó terriblemente atrás y ahí el equipo culé, a poco que ande acertado –que es lo habitual–, te mata.
Por eso, sólo era cuestión de tiempo que llegaran los goles. 17 minutos tardó en caer el primero, obra, quién si no, de Messi. El argentino aprovechó un buen envío de Xavi –tras control de espuela incluido– y superó por alto a Rafael, que poco o nada pudo hacer.
El Barça tiene otra virtud, una más. En cuanto te marca el primero, se aprovecha de la situación grogui en la que se queda el rival para cerrar el partido. Tras dos oportunidades más, sólo cinco minutos después del tanto de Messi llegó el segundo, obra de Xavi. El centrocampista recogió un balón en el corazón del área servido por Dani Alves –quizá el mejor del encuentro– y, tras un magnífico control, fusiló al meta brasileño.
Una vez puesta tierra de por medio, los azulgranas pasaron a controlar. No especulan, no se echan atrás. Simplemente se dedican a asegurar, aún más, los envíos. A arriesgar lo justo. Y a terminar las jugadas. Dicho de otra forma, logró hacer desaparecer por completo al Santos.
Por si quedaba alguna duda, Fàbregas se encargó de poner el tercero en el marcador justo antes del descanso. El de Arenys de Mar recogió un doble rechazo dentro del área tras otra buena jugada de Dani Alves y, a placer, alargó su idilio con el gol desde que se pusiera la zamarra azulgrana.
Tras enfilar el túnel de vestuarios, quizá por la lógica relajación del Barcelona, quizá por el orgullo del conjunto brasileño, se vieron los mejores minutos del Santos. Neymar y Borges dispusieron de sendos uno contra uno ante Valdés, pero el meta azulgrana se mostró infranqueable y salvó ambas acciones con los pies. Perfecto.
El Barça decidió entonces que ya había habido suficiente y volvió a tomar el mando del encuentro. Desapareció el Santos. Sin volcarse al ataque, volvieron a llegar las oportunidades para los de Guardiola y, poco después de que Alves enviara un balón a la madera, Messi hizo el cuarto y definitivo. De nuevo Alves, que apareció por todos los costados del campo, sirvió un balón al hueco al argentino, éste regateó brillantemente a Rafael, que parecía que iba a llegar antes, y marcó a puerta vacía.
El gol no fue más que el fiel reflejo de lo que había sido el partido: Messi hizo con Rafael lo que quiso y cuando quiso, exactamente lo mismo que había hecho el Barcelona con el Santos durante los 90 minutos. Una forma brillante de cerrar la exhibición azulgrana. Una más.
Al terminar el encuentro los jugadores del Barcelona lo celebraron por todo lo alto. El público disfrutó de lo lindo y Messi –sus dos goles le avalan– recogió su premio como mejor jugador del encuentro. Pero una imagen sobresalió por encima de las demás: Guardiola llorando otra vez, como ya hizo tras la final del Mundial de Clubes de 2009 en Abu Dabi. Las lágrimas del que ha visto cumplido y rebasado su sueño una vez tras otra. Y es que trece títulos en apenas tres años es una barbaridad.
Ficha técnica
Santos, 0: Rafael; Danilo (Elano, min. 30), Edu Drácena, Bruno Rodrigo, Durval, Leo; Henrique, Arouca, Ganso (Ibson, min.83); Borges (Kardec, min.78) y Neymar
Barcelona, 4: Valdés; Puyol (Fontas, min.85), Piqué (Mascherano, min.56), Abidal; Alves, Busquets, Xavi, Thiago (Pedro, min 78); Iniesta, Cesc; y Messi
Goles: 0-1, m.17: Messi; 0-2 m.23: Xavi; 0-3 m.44: Fàbregas; 0-4: m.81: Messi
Árbitro: Ravshan Irmatov (Uzbekistán). Mostró tarjeta amarilla a Piqué (m.38), Mascherano (m.70), Ganso (m.72) y Edu Dracena (m.73)
Incidencias: Final del Mundial de Clubes disputada en el Estadio Internacional de Yokohama. Lleno con 68.166 espectadores. Antes del partido se ofreció un espectáculo de pirotecnia con el volcán sagrado Fuji como protagonista