La selección española de balonmano no vio recompensado su magnifico papel en el Campeonato de Europa, tras quedarse fuera de podio, al perder por 31-27 ante Croacia, en un encuentro en el que España demostró haber digerido peor que los balcánicos su derrota en la semifinal. Un tropiezo que deja a España sin una medalla, de la que parecía haberse hecho acreedora, por los resultados y el magnífico juego desplegado en las dos primeras fases del Europeo, y que, sin embargo, no pudo ratificar en el fin de semana final.
Dos encuentros en los que España cayó ante Dinamarca (25-24) y Croacia (31-27), en un encuentro en el que ya desde el inicio casi nada funcionó para el conjunto español, ni tan siquiera la defensa 6-0 que tan buenos resultados le había dado ante los balcánicos hace una semana en Novi Sad.
Y es que anclada todavía en la derrota sufrida ante Dinamarca en las semifinales, la defensa española careció de la intensidad necesaria para frenar a un conjunto croata, que en tan sólo quince minutos sumaba ya más goles, que los que logró el domingo pasado en toda la segunda mitad.
Situación que permitió a Croacia dispararse rápidamente en un marcador, que a los quince minutos de juego reflejaba un más que inquietante 9-4 a favor de los balcánicos, que incluso en inferioridad numérica endosaron un parcial de 2-0 a la selección. Una debilidad defensiva que no tardó en trasladarse al ataque, donde España tan sólo pareció cómoda desde el punto de penalti, donde Iker Romero transformó los tres lanzamientos de siete metros que dispuso en la primera mitad.
Preocupante situación que obligó a actuar al seleccionador español, que no sólo decidió sustituir a un desacertado Sierra, sino que abandonó el 6-0, sin duda la mejor arma en este Europeo del conjunto español, para apostar por un profundo 5-1 con Roberto García en el puesto de avanzado.
Cambios que permitieron reducir su desventaja al conjunto español, que comenzó a controlar mejor a los cañoneros croatas y, sobre todo, al pivote Igor Vori, que había causado estragos en los primeros minutos en el entramado defensivo español. Una mejoría que permitió a España situarse a tan sólo tres tantos (10-7) a seis minutos para el descanso, un tiempo en el que los internacionales españoles no desaprovechó una exclusión de Ivan Cupic para ajustar todavía más el marcador.
Así de la mano de un inspirado Daniel Sarmiento, que asumió en los últimos minutos de la primera parte toda la responsabilidad ofensiva en el equipo español, y de un acertado Víctor Tomás, la selección redujo a tan sólo un tanto (13-12) su desventaja al llegar el tiempo de receso. Un tiempo que pareció sentar mejor al conjunto croata, que rápidamente volvió a adquirir, tras una inoportuna exclusión de Viran Morros, una renta de tres goles (18-15), que permitió tomar aire a los de Slavko Goluza.
Desventaja que se disparó hasta los seis tantos (22-16) con la presencia de un Ivano Balic, que pese a que cada vez actúa con menos frecuencia, no desaprovecha los pocos minutos que actúa para dar un aire muy distinto al conjunto croata. Lo mismo que Daniel Sarmiento, que se echó a la espalda al equipo español, con goles y penetraciones, que permitieron conservar la esperanza sobre una posible remontada de la selección, que pareció tomar cuerpo con dos tantos de penalti de Iker Romero, que situaron el marcador (26-24) a menos de ocho minutos para la conclusión.
Una diferencia que España estuvo en disposición de reducir a tan sólo un tanto, pero Mirko Alilovic detuvo el lanzamiento de penalti de Roberto García a los cincuenta y seis minutos, que acabó con cualquier esperanza de triunfo para el conjunto español, según Efe. Victoria que se encargó de certificar para los balcánicos el infalible Ivan Cupic, que no desaprovechó una nueva genialidad de Balic, para situar a los croatas de nuevo con tres goles de ventaja (29-26).
Una insalvable ventaja que Croacia ya sólo hizo que ampliar 31-27 gracias a un Ivano Balic, que no estaba dispuesto a que nada ni nadie arrebatase a Crocia la posibilidad de subir al tercer escalón del podio.