El Gobierno francés no ve "con buenos ojos" los ataques al deporte español

El próximo martes el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se reunirá con los tenistas españoles que ganaron la Copa Davis en Sevilla el pasado mes de diciembre, entre los que se incluye Rafa Nadal. Fuentes gubernamentales han informado a Libertad Digital que se trata de un "claro gesto" del Ejecutivo para "escenificar el pleno respaldo" que ejercen hacia el deporte español.

En todo caso no se trata de una reunión formal ni de Estado. Será una charla informal con Rafa Nadal, que ha sido uno de los deportistas agraviados por los guiñoles de Canal+ Francia y expresará al jefe del Ejecutivo su opinión al respecto de la polémica suscitada a ambos lados de los Pirineos.

Mariano Rajoy, reconocido amante del deporte, quiere demostrar así su apoyo a los deportistas españoles que llevan con orgullo la bandera del país y, por ello, mantendrá ese encuentro privado y aparte del resto del equipo de la Davis con Rafa Nadal.

Este mismo viernes, la vicepresidenta primera del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría, ha asegurado tener constancia de que las autoridades francesas tampoco ven "con buenos ojos" los ataques contra el deporte español por parte de algunos medios de comunicación de ese país.

Así se ha expresado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, donde ha dejado claro que el Gobierno va a "defender la autenticidad de los logros" de los deportistas españoles, que son en mucho casos un "ejemplo de superación" y defienden su país "por donde van", ayudando así a construir la marca España.

 Aunque ha manifestado la disposición del Ejecutivo a "ayudar" a aquellos afectados que reclamen asistencia en la medida que la ley lo permita, no ha precisado si pondrán a su disposición los servicios jurídicos del Estado.

La portavoz del Gobierno ha indicado que el Ejecutivo no entiende ni comparte el "ataque" que algunos medios de comunicación franceses han emprendido contra el deporte español y ha asegurado tener constancia de que las autoridades francesas tampoco ven "con buenos ojos" este tipo de debates.