Los romanos aprueban la cancelación de la carrera olímpica
El 80% aprueba la renuncia a la carrera olímpica por falta de dinero.
El martes Mario Monti, presidente del Ejecutivo italiano, dijo "no" al proyecto de los Juegos Olímpicos para la ciudad de Roma. En la sede del Gobierno, Palazzo Chigi, se reunieron el presidente del Comité Olímpico Italiano (CONI), Gianni Petrucci y el alcalde la ciudad, Gianni Alemanno, para intentar convencer a Monti de la viabilidad del proyecto. No lo consiguieron.
Mario Monti se abstrajo de la corriente de los atletas y el mundo de la cultura y rechazó el proyecto de la ciudad de Roma para organizar los Juegos Olímpicos de 2020. Los mismos Juegos a los que aspira Madrid.
Para Monti existen "demasiados riesgos financieros" como para organizar unos Juegos Olímpicos. "Desde siempre, los Juegos han costado mucho más de lo previsto, y este país no puede permitírselo. Tenemos que ser responsables", explicaba el primer ministro con sentido común y poniendo como ejemplo el gasto desmesurado de los próximos Juegos de Londres.
La decisión ha causado el rechazo de los deportistas y del partido de Berlusconi, el Pueblo de la Libertad, formación política a la que pertenece el alcalde de Roma. En cambio, la izquierda, el Partido Demócrata, y la Liga Norte, partido separatista de la Padania, han recibido de buen grado la noticia.
"Querría que los italianos y los romanos no leyeran la decisión como un mensaje de pesimismo, no debe dar lugar a frustraciones porque hace falta poner a Italia en una situación de seguridad para evitar resbalar sobre una cáscara de plátano, poniendo en riesgo el dinero de los contribuyentes", explicaba Monti.
A juzgar por las encuestas en la página web de los dos diarios romanos más importantes, Il Messaggero y La Repubblica, el romano de a pie se ha tomado bastante bien el "no" de Monti. En ambos, la decisión de renunciar a los Juegos cuenta con más de un 80% de apoyo.
El diario La Repubblica dedica un "Gracias", al presidente Monti, en un artículo firmado por Maurizio Crosetti en el que observa como en Italia "se organizaron los Mundiales de Fútbol en 1990 del que han quedado catedrales en el desierto y miles de millones de liras se echaron al viento". "Organizamos los Juegos Olímpicos de Turín 2006, pero quedan instalaciones que no se han vuelto a utilizar y enormes agujeros en los presupuestos. Los Mundiales de Natación (2009) han acabado en los juzgados (ante las numerosas anomalías económicas)", se lee en La Repubblica.
En ese mismo diario, el columnista Aligi Pontani, analizaba que "es imposible pedir a los italianos entender cómo podría un país que recorta sus pensiones ambicionar a los fuegos de artificio de unos Juegos". Y continúa argumentando que en los Juegos "el dinero se gasta, no se gana". Como mucho, si están bien organizados, ayuda a publicitar la ciudad y a mejorar las infraestructuras. "Simplemente no nos podíamos permitir el sueño", finaliza.
¿Nos lo podemos permitir en Madrid?
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