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Llull y Carroll convierten al Real Madrid en el Rey

El menorquín y el estadounidense lideraron a un equipo que volvió a proclamarse campeón de Copa 19 años después.

El menorquín y el estadounidense lideraron a un equipo que volvió a proclamarse campeón de Copa 19 años después.

Hace unos años, Pau Gasol explotó durante una Copa del Rey. Poco después, fue Rudy Fernández quien lo hizo. Ambos sellaron entonces su billete para la NBA. Hoy, Sergio Llull puede haber emulado a sus compatriotas. Porque lo que ha realizado el menorquín ha sido de otro planeta.

Con la inestimable ayuda de Carroll en la faceta anotadora -impresionante la segunda mitad del mormón, con 22 puntos-, y la entrega de todo el equipo, el base fue el encargado de impedir que el Barcelona impusiera su estilo casi pretoriano y fuera el juego de los blancos, más alegre, más vivo, más baloncesto, el que triunfara. Y con ello, de una manera brillante, el Real Madrid recuperó el cetro de la Copa del Rey 19 años después.

Mucho Madrid desde el principio

Bajo un ambiente ensordecedor, con el Palau Sant Jordi repleto hasta la bandera -15.128 espectadores, récord histórico de la Copa- Llull demostró desde el primer minuto que ésta iba a ser su noche. Él solito se bastó para deshacer el entramado defensivo con el que pretendía arrancar el Barcelona. Anotó de tres, penetró, asistió... Le hizo un traje a Marcelinho, que tuvo que marcharse al banquillo resignado.

Eso, unido a la inesperada superioridad blanca sobre la pintura, permitió que los blancos se marcharan al primer descanso cinco puntos arriba. La entrada de Sada, todo un perro de presa, fue un sedante para el efecto Llull, pero tampoco iba a durar demasiado. Porque entonces llegaron los mejores minutos de Sergio Rodríguez, y Carlos Suárez continuó infalible en el lanzamiento de dos. De ese modo, la ventaja del Real Madrid se fue hasta los nueve puntos mediado el segundo cuarto (23-32).

Xavi Pascual se vio obligado a solicitar un tiempo muerto. Su defensa, su mayor virtud, estaba fallando estrepitosamente. También trató de empujar el público del Palau, que protestó airadamente todas y cada una de las decisiones que tomaran los colegiados en su contra. De poco sirvió, porque gracias a un triple de Sergio Llull sobre la bocina, el Real Madrid recuperó los nueve puntos de ventaja al marcharse al vestuario.

Ventaja que se encargó de eliminar en un momento Erazem Lorbek. El pívot fue el artífice de la victoria ante el Caja Laboral en semifinales. En la final, por el contrario, estuvo desaparecido hasta el descanso. Enzarzado en una batalla bajo los aros con Mirotic, los dos magníficos pívots quedaron anulados para sus equipos. Sin embargo, el esloveno tiró de galones en el arranque de la segunda mitad y, con 11 puntos, puso el 51-52 en el marcador.

Justo en ese momento en el que parecía que la historia del partido iba a cambiar, Carroll comenzó su exhibición y, con seis puntos consecutivos, dio vida a un Madrid que se estaba viendo desbordado. Dos acciones finales, la primera del alero americano y la segunda de, quién si no, Sergio Llull, devolvieron los nueve puntos de ventaja para los blancos al final del tercer periodo (56-65).

Con el arranque del último cuarto, Jayce Carroll decidió que, por si acaso, convenía echarle una mano a Llull. Quizá el menorquín se hubiera bastado para ganar, pero con la ayuda del mormón todo fue más fácil. Con ocho puntos consecutivos puso la máxima ventaja en el marcador, 17 puntos (56-73) a falta de siete minutos.

Ya no la iba a desperdiciar el conjunto blanco. Quizá en años anteriores sí hubiera sucedido, pero como ya se demostrara hace poco más de un mes, este equipo ha crecido en carácter y, sobre todo, le ha perdido el miedo al Barça. Entre Llull y Carroll se encargaron de que eso quedara claro. Ni siquiera cuando Juan Carlos Navarro decidió tirar del carro azulgrana dio la sensación de que el marcador podía cambiar.

Pablo Laso, que de esto entiende un rato, decidió sustituir a Llull a falta de dos minutos, con todo decidido. Todo el Palau, todo, le aplaudió. 'Así gana el Madrid', fue lo siguiente que se escuchó desde la grada. Los aficionados blancos se hicieron oír. No era para menos.

El Real Madrid pudo celebrar el triunfo en el Palau. Sergio Llull, por supuesto, recibió el galardón de MVP. Pero fue Felipe Reyes quien alzó la Copa del Rey. El cordobés también lo merecía. Quizá, sin su exhibición en el encuentro de cuartos ante el Fuenlabrada, este sueño nunca se podría haber hecho realidad. Muchos minutos después, todos regresaron a la pista para saludar a sus aficionados. 19 años de espera bien lo merecieron.

Ficha técnica

Barcelona, 74 (17+16+23+18): Huertas (2), Mickeal (10), Eidson (5), Lorbek (15), N'Dong (19) -cinco inicial-, Sada (-), Navarro (16), Vázquez (2), Wallace (-), Ingles (-) y Rabaseda (5)
Real Madrid, 91 (22+20+23+26): Llull (23), Singler (4), Suárez (9), Mirotic (9), Tomic (2) -cinco inicial-, Begic (10), Rodríguez (2), Pocius (6), Reyes (2), Carroll (22), Velickovic (2) y Sanz (-)

Árbitros: Hierrezuelo, Pérez Pizarro, García González. Eliminado: Tomic (m.37)
Incidencias: Asistieron 15.128 espectadores a la final de la Copa del Rey disputada en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Se trata del partido con más asistencia de público en la historia de esta competición. Sergio Llull fue elegido mejor jugador de la final (MVP).

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