El Valencia vuelve a ser presa del pánico en la segunda parte
El equipo de Emery ha sumado sólo nueve puntos de 21 posibles en la segunda vuelta de la Liga.
El Valencia vive inmerso en la contradicción entre ser el tercer clasificado de la Liga desde hace quince jornadas, sin que su puesto haya peligrado, y los silbidos y pañuelos que su afición le está dedicando en los últimos partidos. Así ocurrió en el encuentro de este domingo ante el Mallorca, en el que se escucharon pitos cuando el conjunto ché ganaba por 2-0 y se vieron pañuelos a la conclusión del choque, cuando el equipo balear se llevó un empate de Mestalla.
Mientras el técnico del Mallorca, Joaquín Caparrós, destacaba en la sala de prensa la calidad del Valencia y se refería a su técnico, Unai Emery, como "un pedazo de entrenador", la afición terminaba de mostrar su descontento por la incapacidad del equipo para cerrar un partido que ganaba por 2-0. Si a eso se une que, sólo 72 horas antes, el 4-0 con el que el Valencia ganaba en la ida de la Liga Europa al PSV se transformada en un 4-2, se entienden los abucheos del público, aunque quizá no los comprendan los seguidores de otros clubes, que cambiarían a ojos cerrados la situación de su equipo por la del Valencia.
En la segunda vuelta de la Liga, el conjunto levantino ha sumado nueve puntos de los veintiuno que ha disputado. Parecen pocos para un equipo que quiere volver a participar en la Liga de Campeones, pero también dan la impresión de ser suficientes como para que ningún perseguidor le haya dado alcance. Pese a ello, la ventaja sobre el cuarto clasificado, que hace un mes era de ocho puntos, queda reducida a cuatro.
El equipo y su entrenador viven una situación poco usual en la que los elogios que llegan de fuera encuentran contrapeso en las críticas que se generan en casa. Los números del Valencia de Emery son poco discutibles, pero los que ven jugar al equipo partido a partido son incapaces de entusiasmarse con su fútbol. Los que siguen al equipo día a día no se sorprenden de que dos de los mejores primeros tiempos del equipo en toda la temporada, los de los partidos ante el PSV y el Mallorca, den paso a la decepción del 4-2 y del 2-2, frente a los holandeses y los insulares, respectivamente.
El Valencia se ha especializado en los últimos tiempos en no cerrar los partidos. En muchos ha tenido la cortesía de ceder al rival el gol o los goles que cierran el encuentro. Últimamente ya no lo hace en los instantes finales o en el tiempo de prolongación, pero durante algunas fases de la temporada ésa fue una de sus especialidades, tal y como ocurrió en sus visitas al Mallorca, Betis, Osasuna o Racing de Santander.
Es cierto que el Valencia ya no cuenta con hombres de la talla de David Villa, David Silva, Juan Mata o Rubén Baraja, pero también lo es que su estilo de juego no está definido. Sin titulares y sin suplentes, con rotaciones moderadas o excesivas, sólo hay algo más complicado que explicar la filosofía de juego del equipo: adivinar la alineación. En ese contexto, el Valencia mantiene cuatro puntos de ventaja sobre el cuarto, que ahora es el Málaga y, por ello, depende de sí mismo para acceder al tercer puesto que el club se marca año tras año como objetivo para disputar la Champions y tener abierto su horizonte económico en tiempos de penuria.
A pesar de la aparición de los pañuelos en las gradas de Mestalla y de la indefinición del fútbol del Valencia, nadie puede negar que las cifras alientan la esperanza, pues es el mejor colocado para acabar tercero en la Liga y esta semana viaja con la eliminatoria ante el PSV a su favor. Castigado por su público, aplaudido por los profesionales del banquillo, el futuro de Unai Emery va a ser el tema estrella hasta el final de la temporada, ya que el técnico guipuzcoano genera sensaciones diametralmente opuestas partido a partido, según Efe.
La sequía goleadora de Soldado
Por si todo ello fuera poco, también hay que destacar la sequía goleadora que atraviesa Roberto Soldado -la peor de su carrera en la Liga-, ya que, al no ver puerta ante el Mallorca, lleva casi dos meses sin marcar un gol. El ariete, nacido en Valencia hace 26 años, marcó por última vez en Liga el pasado 22 de enero, cuando anotó en el empate de su equipo ante Osasuna en el Reyno de Navarra (1-1), consiguiendo así su duodécimo tanto de la temporada en el campeonato de la regularidad.
Pero luego no pudo marcar en los siete siguientes compromisos -Racing de Santander, Atlético de Madrid, Sporting, Barcelona, Sevilla, Granada y Mallorca-, con lo que suma 607 minutos sin marcar. Una cifra que se ha convertido en el peor registro de Soldado de su carrera en Primera División, ya que hasta ahora constaba como su racha más negativa los 598 minutos sin marcar en la temporada 2006-07 con la camiseta del Osasuna.
Esta situación contrasta con el acierto goleador que ha demostrado en los encuentros disputados recientemente con la selección española, al marcar tres tantos en el amistoso ante Venezuela (5-0), y en la Liga de Europa, donde marcó dos goles en el triunfo ante el PSV (4-2).
La sequía anotadora de Soldado la está acusando el Valencia, que sólo ha conseguido nueve de los veintiún puntos en juego merced a un balance de dos triunfos (Sporting y Granada), tres empates (Racing, Atlético y Mallorca) y dos derrotas (Barcelona y Sevilla).
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