Los dos entrenadores habían declarado que era más que una final. Málaga y Valencia se jugaban la tercera plaza, la última que da acceso directo a la próxima Liga de Campeones. Sin embargo, ni unos ni otros lo demostraron a lo largo de los noventa minutos, dando lugar a un partido con muy poco ritmo en el que la calidad de los de Pellegrini terminó imponiéndose.
Desde el principio se vio que iba a ser un encuentro trabado. Sólo el Málaga intentaba jugar el balón, sin demasiada fortuna, aunque la suficiente para doblegar a un rival que pasó desapercibido por La Rosaleda. Sólo Guaita estuvo a la altura de lo que el choque reclamaba. Pero sólo con un portero no se ganan los partidos.
Por eso, cuando llegó el único tanto del encuentro, obra de Ignacio Camacho, quien ejecutó un cabezazo ante el que nada pudo hacer el meta valencianista, el partido se acabó. Quedaba más de una hora de juego, pero el Valencia nunca dio la sensación de poner en peligro a Kameni.
Mucho menos cuando, en el 60, se quedó con uno menos. Ni siquiera los cambios ofensivos ejecutados por Emery espabilaron a sus hombres, que no se llevaron una derrota más amplia gracias a la magnífica actuación de su portero y al travesaño, que repelió un disparo durísimo de Cazorla en el último suspiro.
Y pueden resultar cruciales esos centímetros de buena o mala fortuna, porque con el 1-0 el Valencia ha mantenido el goal average y, con ello, la tercera plaza. Aunque de seguir jugando así, poco le va a durar...
El Zaragoza se aferra a la salvación en casa
Quien sí demostró que se jugaba la vida fue el Zaragoza, que ha sumado tres puntos de oro en su lucha por la salvación, algo que parecía imposible hace apenas un mes. Lo hizo al imponerse en casa a un Athletic de Bilbao con la cabeza puesta en otras cosas. Con este triunfo, los maños igualan al Sporting con 34 puntos, a sólo 4 del Villarreal, 5 del Granada y 6 del Rayo Vallecano, que tras caer ante el Barça se mete en un buen lío.
Desde el principio se vio al cuadro de Jiménez mucho más enchufado, lo que se tradujo en la ventaja en el marcador a los 28 minutos, cuando Edu Oriol se marcó una jugada antológica desde el centro del campo para terminar definiendo solo ante Gorka Iraizoz.
Con ese marcador se llegó al descanso, aunque al poco de regresar al verde Apoño, con un disparo lejano, estableció el 2-0 que iba a ser definitivo. El Athletic de Bilbao ya no iba a reaccionar. El Zaragoza, que se jugaba la vida, no le dejó.
Por último, Atlético de Madrid y Betis protagonizaron el partido loco de la jornada, y que terminó con un empate a dos que aleja a los colchoneros de sus opciones de Champions. Y eso que los de Simeone lo tuvieron todo para ganar. Pero volvieron a las andadas, y gracias que pudieron salvar un punto.
La primera mitad fue sosa. Ninguno de los dos conjuntos se atrevió a ir a por el partido, y reflejo de ello fue que apenas hubo ocasiones. Sólo Salvio parecía tener ganas de hacer algo distinto. Pero era insuficiente.
Con la entrada de Koke en la segunda mitad, el asunto cambió. Fue precisamente el canterano quien adelantó al Atlético, tras una acción sensacional de Falcao. Pero entonces el partido se volvió loco, descontrolado, y fue el Betis quien mejor supo amoldarse a la situación. A falta de cuatro minutos para el noventa Pozuelo logró la igualada, y sólo dos minutos después Jonathan Pereira ponía el 2-1 en el marcador. Aún tuvo tiempo de reaccionar el conjunto de Simeone que, en el último suspiro, salvó un punto. El autor del tanto, quién si no, Radamel Falcao.
Con este resultado, el Atlético termina la jornada sexto, pero a seis puntos de la cuarta plaza, mientras que el Betis firma su salvación un año más.