La Roma de Luis Enrique sumó este martes un decepcionante empate ante el Chievo en el diluvio de Verona. El punto significa el adiós de los romanistas a la Champions, el gran objetivo de la temporada, y el cuarto partido consecutivo –Juventus, Fiorentina, Nápoles y Chievo– sin vencer en el tramo decisivo de la temporada.
Ahora, con 52 puntos y nada más y nada menos que 14 derrotas en la temporada, la Roma buscará entrar en la Europa League en los dos partidos que restan de la temporada. Sería un premio menor que difícilmente salve la cabeza de Luis Enrique. Su posible sustituto ya tiene nombre: André Villas-Boas.
Inversión sin premio
Luis Enrique prometió a su llegada exportar el modelo del Barcelona al fútbol italiano. Pidió tiempo y se lo concedieron, dándole, además, multitud de fichajes conocidos en la Liga española. Bojan y José Ángel –españoles– Osvaldo, Heinze, Gago –todos ellos han jugado en España–, sumados a Pjanic, Lamela, Borini, Kjaer, Stekelenburg y Marquinho, que llegó en invierno. Todos ellos suman 83,5 millones de euros. Un esfuerzo económico sin precedentes –sólo la Juventus ha gastado más este año– para un club que tenía un nuevo dueño, el americano Thomas di Benedetto, el Tío Tom. Según la web fichajes.com, la Roma es el quinto equipo en Europa que más dinero ha invertido.
A esta multitud de fichajes se sumaron las salidas del vestuario de hombres con lo que Luis Enrique no tenía una buena relación como David Pizarro y Marco Borriello, jugadores clave en otras temporadas de la Roma. El asturiano tenía carta blanca.
Pese a que los resultados no salían bien desde el inicio –ya en agosto fue eliminado por el Slovan de Bratislava en la previa de la Europa League-, el club confió, y confía, ciegamente en el español. Ya solo tiene el apoyo de los directivos Franco Baldini y Walter Sabatini.
Sin el apoyo de la afición ni de la prensa, Luis Enrique se refugia en la sociedad y en parte del vestuario. Daniele De Rossi, uno de los capitanes, se acordó del español cuando renovó su contrato, en uno de los culebrones del año. Francesco Totti, el símbolo del equipo, también ha defendido públicamente al técnico, aunque ha tenido sus encontronazos debido a su suplencia.
Sin embargo, el vestuario ha sido un polvorín toda la temporada. La pelea entre Osvaldo y Lamela, ambos argentinos, levantó la caja de los truenos en la Roma. Varias salidas nocturnas de los jugadores y los enfrentamientos directos con Pizarro y Borriello han acabado por minar la autoridad del español.
Su labor como manager tampoco ha sido demasiado acertada. Luis Enrique llegó con varios fichajes debajo del brazo, de los que solo han funcionado el joven Borini y el portero Stekelenburg. Los dos españoles, titulares en la primera mitad de la temporada, han ido perdiendo peso en el equipo hasta el punto que Bojan es suplente habitual. El exdelantero del Barça, además, ha sufrido la ira de los tifosi debido a sus expulsiones y al desprecio que hizo de la camiseta de la Roma, al arrojarla al suelo en un encuentro ante la Fiorentina. Tuvo que pedir perdón en La Repubblica.
Fracaso en la exportación del modelo Guardiola
Obviamente, todo ello ha influido en la marcha del equipo. Lejos de jugar un fútbol ofensivo y similar al del Barcelona –ésa era su carta de presentación–, la Roma ha tenido graves problemas lejos del Olímpico, donde le han goleado hasta en seis ocasiones. Sus dos visitas a la Juventus de Turín se saldaron con 4-0 en la liga y 3-0 en la Copa. Además, ante equipo de la zona baja ha sido humillado –ha caído contra el Lecce (4-2), Atalanta (4-1), Cagliari (4-1) y Fiorentina (3-0)–.
La prensa ha sido muy crítica con el español desde el principio porque veía que los resultados no llegaban. El español ha adoptado una pose huidiza ante los medios, lo que le ha valido duras críticas de los periódicos locales. Así, en las últimas ruedas de prensa, se ha visto al Luis Enrique más nervioso, mostrando su enfado ante los periodistas.
Al final de temporada Luis Enrique desvelará su futuro, aunque esta misma semana ya ha dicho que sabe lo que hará "al cien por cien". El técnico firmó por dos temporadas con el club romano, en uno de los veranos que más ilusión despertó en la entidad. Diez meses después el proyecto parece agotado.
Eliminado de la Europa League a las primeras de cambio, humillado en la Copa ante la Juventus y sin clasificarse para la próxima edición de la Champions, se puede decir que Luis Enrique ha fracasado en su primer proyecto grande como entrenador. La Roma e Italia no es el Barça B.