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Manolo Jiménez, el hombre del milagro

El técnico sevillano ha conseguido lo que parecía imposible hace poco más de dos meses y medio: evitar el descenso del Zaragoza.

La victoria lograda en el Coliseum Alfonso Pérez de Getafe (0-2) certificaba la salvación del Real Zaragoza, que ha realizado una segunda vuelta memorable al haber sumado 31 puntos. El gran responsable de ello es Manolo Jiménez, que se hizo cargo del equipo el pasado 31 de diciembre en sustitución del destituido Javier Aguirre.

El técnico mexicano había sido despedido un día antes, dejando al equipo en el último puesto con sólo diez puntos al haber sumado dos victorias, cuatro empates y diez derrotas en 17 jornadas. El equipo maño estaba entonces a siete puntos de la salvación, que marcaba el Racing de Santander con 17 unidades.

La llegada del técnico de Arahal, de 48 años, ha acabado resultando providencial en el equipo aragonés, que ha sumado 33 puntos en 21 jornadas de Liga. Nadie apostaba por la salvación del Real Zaragoza, que al final ha acabado decimosexto con 43 puntos, los mismos que un Rayo Vallecano que también se ha salvado gracias a su victoria, in extremis, ante el Granada, mandando al Villarreal a Segunda División.

Eso sí, en un primer momento la llegada de Manolo Jiménez al banquillo no mejoró las cosas. Es más, el preparador andaluz se estrenó con derrota (1-0) ante el Racing de Santander, un rival directo en la lucha por la permanencia. La crisis se agravó en la vigésima quinta jornada con la goleada (5-1) encajada en La Rosaleda ante el Málaga. Aquel día (26 de febrero), el técnico de Arahal dijo que sentía "vergüenza". Acto seguido, se levantó y se marchó de la sala de prensa tras una comparecencia que duró sólo 40 segundos.

Esas palabras fueron un punto de inflexión para una plantilla que, a partir de entonces, empezó a reaccionar. Los resultados siguientes –salvo una derrota ante la Real Sociedad (3-0)– fueron positivos. Especialmente una victoria (1-2) en Mestalla ante el Valencia que evidenciaba el cambio de tendencia. Otro triunfo en La Romareda ante el Atlético (1-0), con un gol de Apoño –uno de los fichajes en el mercado invernal– en el minuto 95 al transformar un inocente y absurdo penalti cometido por Godín, permitía al equipo abandonar dieciséis jornadas después el farolillo rojo de la clasificación, un puesto que ya no volvería a ocupar. Después, una victoria ante el Sporting a domicilio (1-2) le daba serias esperanzas de salvación.

Las derrotas posteriores ante el Barcelona (1-4) y el Sevilla (3-0) enfriarían los ánimos, aunque una nueva victoria ante el Granada (1-0) volvió a apretar los últimos puestos. Así, las derrotas ante Mallorca (1-0) y Athletic (2-0) y la victoria ante el descendido Racing propiciaron una última jornada de infarto también para la afición zaragocista.

En la jornada que cerraba el campeonato, el Zaragoza se jugaba la vida ante un Getafe que estaba salvado y no decepcionó. El 0-2 en el Coliseum Alfonso Pérez, con goles de Apoño y Hélder Postiga, terminaban por certificar la milagrosa salvación del conjunto maño.

"Bocazas, hay muchos bocazas. Esto va por ellos", decía Manolo Jiménez, repitiendo el calificativo en varias ocasiones, sobre el mismo césped del estadio getafense. Respondía así a quienes habían acusado al conjunto maño de comprar los partidos anteriores y, a su vez, a quienes decían que el Getafe se iba a dejar perder porque no se jugaba nada en el envite

Ya en rueda de prensa, con la euforia un poco más contenida, el técnico sevillano decía que el triunfo, con la consiguiente permanencia, ha sido "un milagro a la fe de la gente, a sus sentimientos, al trabajo". "Históricamente nadie ha sido capaz en la Liga española de reaccionar con tantos puntos de diferencia para la salvación y de una forma leal y honrada, ante un equipo que se ha dejado la piel", añadía un "feliz pero nervioso" Manolo Jiménez.

Tiene claro el preparador andaluz que sus jugadores "no son de Segunda", pero las dudas le siguen asaltando respecto a su futuro. "Me lo tengo que pensar porque no podemos jugar más al filo de la navaja. Tenemos que intentar estructurar bien al Zaragoza. Voy a ayudar todo lo posible y voy a escuchar al Zaragoza. Por encima del dinero y del estatus individual está un proyecto deportivo. El Zaragoza es el primer equipo al que voy a escuchar", aseguraba Jiménez, uno de los hombres del día en una jornada final de auténtico infarto.

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