El maleficio de ganar la Eurocopa
Será mera casualidad, pero lo cierto es que los últimos campeones de Europa -y del mundo- son los más afectados por la crisis económica.
A tenor de lo visto en las últimas ediciones, proclamarse campeón de una Eurocopa quizá no sea algo tan bueno. Y es que los últimos vencedores han visto cómo poco después caían en una situación económica más que crítica. En 2004 fue Grecia; en 2008, España. No deja de ser, por supuesto, una mera casualidad; pero es cuando menos curioso. Es más, se podría añadir el Mundial a esa especie de maleficio. Porque el último campeón, además de España en 2010, fue Italia en 2006.
La sorpresa griega
En 2004 Grecia llevó a cabo la sorpresa más grande que jamás se haya vivido en una Eurocopa. Contra todo pronóstico, con un equipo muy limitado y un estilo de juego arcaico, la selección griega se impuso a España, Francia, la República Checa y la anfitriona Portugal para terminar proclamándose campeona de Europa.
Nombres de segunda fila como Charisteas, Basinas, Zagorakis, Dellas o Nikopolidis, pasaron a estar en boca de todos; pero fue sobre todo su seleccionador, Otto Rehhagel, capaz de convertir un equipo en el que ni los propios futbolistas creían en el dominador del continente, quien se llevó el mayor reconocimiento. No era para menos.
¿Y cuál fue el primer país europeo en caer devastado por la crisis económica? Pues, efectivamente, Grecia. A finales de 2009 ya comenzaron a ser públicos sus problemas, y poco después llegaron las primeras noticias sobre rescates y recortes. El ocho de noviembre el gobierno de Papandreu dimitía, y en febrero de este año llegaba el segundo rescate, con un paquete de 130.000 millones de euros.
Las consecuencias: más de un 21% de paro en el país, drásticos recortes de salario en los funcionarios y una deuda pública total de 355.000 millones, más del doble de la que tenía precisamente en 2004. Además, los incidentes violentos se suceden en el país, que se encuentra muy cerca de abandonar el euro y la Unión Europea.
España, el siguiente
Cuatro años después, en la Eurocopa de Austria y Suiza, era la selección española quien se proclamaba campeona. Tras 44 años de sequía, y después de pasar por una dura travesía, que encadenaba una debacle tras otra –sobre todo en los cuartos de final- dejando siempre en la selección aquella frase de "jugamos como nunca, perdimos como siempre", FernandoTorres terminó con la leyenda negra.
Pero fue sobre todo la tanda de penaltis ante Italia en cuartos, en la que los nuestros salieron vencedores, la que cambió el sino del fútbol español para siempre. A partir de ahí, campeón de Europa y, dos años después, campeón del mundo, derrotando a históricas como Alemania y Holanda en ambas finales.
Sin embargo, el cambio no fue para bien, sino todo lo contrario, en lo que a datos económicos se refiere. Así, desde aquel glorioso verano de 2008, la deuda de nuestro país ha pasado de 433.000 millones de euros a 734.000; mientras desde 1998 ésta crecía a ritmo de unos 10.000 millones al año, desde el gol de Torres lo ha hecho de cien mil en cien mil.
Y el paro, como todos saben, creciendo a ritmo desbocado. En junio de 2008 estaba en un 10,4%; ahora, justo cuatro años después, alcanza el 24,4%. Más del doble. Y lo que queda. Por supuesto, eso ha generado un gran malestar, huelgas, altercados... y el país, al borde del rescate según algunas voces en Europa.
También en el Mundial
El maleficio de ganar la Eurocopa parece que puede extenderse también al Mundial. Y es que no hay que olvidar que, además del título de España en 2010, el anterior campeón, en 2006, fue Italia. La escuadra de Marcello Lippi llevó a cabo un irregular campeonato que terminó con los azzurri levantando la copa del mundo después de un memorable encuentro de semifinales ante Alemania y de una final ante Francia que se decidió desde el punto de penalti.
Y es precisamente Italia uno de los países que peor lo ha pasado desde que aparecieran los primeros efectos de la crisis. Actualmente, una deuda de 1.897.000 millones de euros, con un crecimiento del PIB de un –0,9% durante los últimos cuatro años, y una tasa de desempleo del 9,8%, y de un 35,9% en menores de 25 años. Eso, unido a los habituales cambios de gobierno antes de terminar la legislatura –aunque eso es un sino en el país– y a otros asuntos sociales de cierta índole, han llevado al país a una caótica situación que le coloca en uno de los más dañados de Europa.
De este modo, pues, observamos cómo los tres últimos campeones de grandes competiciones han pasado a estar desde entonces entre los cinco países europeos más afectados por la crisis económica. Grecia, Italia y España han entrado en barrena desde entonces, llegando a una situación muy crítica. Repetimos, no deja de ser una casualidad, pero alguno ya empieza a pensar mal... Habrá que estar muy atento a ver quién es el campeón en esta Eurocopa que está a punto de arrancar. Quizá diga mucho del futuro económico del continente. ¿Será acaso Francia?
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