La derrota del miércoles pasado en el Palau Blaugrana dolió mucho a los jugadores del Real Madrid. Pero lo hizo por la sensación de haber dejado vivo al Barcelona inmerecidamente. Porque en el fondo quedó la sensación de que este Real Madrid era capaz de derrotar a los azulgrana en su feudo. Y hoy, en el segundo encuentro de la final, ha quedado demostrado.
Tuvieron que luchar hasta el final los blancos. Incluso, remaron contracorriente en varias ocasiones, bien por los arreones locales, bien por las decisiones arbitrales. Pero al final un parcial de 3-18 en el último cuarto, originado con dos triples magistrales de Sergio Rodríguez, han permitido la victoria blanca y la recuperación del factor cancha para los de Laso. Ahora duele de nuevo el primer partido. Pero porque ha quedado claro que sin la fortuna de Marcelinho, la eliminatoria ya estaría casi sentenciada.
Espectáculo en el Palau
El primer tiempo fue espectacular. El Barcelona se dejó de cerrojos, de una defensa que probablemente haya sido la mejor de Europa esta temporada, y decidió entrar en el juego del Madrid, en el correcalles que tanto le gusta a Pablo Laso. Y el aficionado lo agradeció. Con un festival de triples, sobre todo por parte de los blancos, y magníficos puntos desde la pintura de Fran Vázquez, se llegó al primer intervalo con el resultado de 21-20.
En el segundo aumentó la intensidad, incluso se produjo más de un rifi rafe entre jugadores, pero el nivel de anotación continuó intacto. Erazem Lorbek, espectacular, tiró de los suyos, que a pesar de no contar con la mejor versión de Navarro se fueron al túnel de vestuarios con 40 puntos. Exactamente los mismos que el Real Madrid. La igualdad era máxima.
Pero a Xavi Pascual, un entrenador amante del juego defensivo, no le gustó tanta fiesta, y decidió ralentizar el juego para la reanudación. No le salió mal. El Real Madrid tardó casi cuatro minutos en lograr sus dos primeros puntos, y más de seis para anotar el tercero. Pero el Barcelona no supo aprovechar ese vacío de ideas del ataque blanco para finiquitar el choque, y llegó al final del tercer cuarto con sólo siete puntos de ventaja. Ahí quedó la sensación de que los azulgrana habían dejado vivo al Madrid, algo que se demostraría más tarde.
El último periodo comenzó por los mismos derroteros, hasta que apareció la figura de Sergio Rodríguez. Cuando peor pintaban las cosas para el Real Madrid, con nueve puntos de desventaja, el canario se sacó de la chistera dos triples magistrales que metieron de lleno a su equipo en el partido. Contribuyó Pablo Laso, que tras el tiempo muerto de Xavi Pascual sorprendió con una defensa en zona que se le atragantó al Barcelona.
Fue en ese momento cuando se fraguó la victoria madridista. A partir de ahí surgió un parcial que terminó siendo de 3 a 18 para los blancos. Mirotic y Carroll, con un triple cada uno –el Madrid terminó con un 66% de acierto desde la línea exterior- resultaron cruciales. También Juan Carlos Navarro, que hoy no tuvo su noche. Aún así, el escolta se encargó de poner a su equipo a dos puntos a falta de minuto y medio. Pero entonces el Madrid apretó aún más en defensa, y no falló desde la línea de tiros libres.
Sin sufrimiento en los segundos finales los de Pablo Laso se llevaron una victoria que merecieron, le devolvieron el golpe al Barcelona, espantaron los fantasmas de la canasta de Marcelinho, y recuperaron el factor cancha en la final de la ACB. Todo a la vez. Y todo, gracias a dos magníficos triples de Sergio Rodríguez cuando peor pintaban la cosa. Él permitió la gesta blanca en el Palau. Ahora, tocan dos más en el Palacio de los Deportes.