Lo que es sorprende es lo reticente que son los aficionados a este tipo de cambios.
Aplicándolos el fútbol sería más justo, sería aún más popular al eliminar sospechas y ... nos llevaríamos sorpresas en algunos campeonatos.
No es que sea necesaria, es que está ahí y si se consigue ser más justo en las decisiones, hay que utilizarla.
Un cuarto árbitro, auxiliando tras un ordenador, al árbitro principal cuando este lo requiera debería ser una figura normalizada desde hace años.
Cuando un árbitro se equivoca, no hay que olvidar que se le paga, y muy bien, para ver las cosas que a un observador normal se le escapan. Para lo fácil ya estamos los demás. Se le paga para lo difícil y lo que ocurre en décimas de segundo. Y para saber que, corriendo, un jugador puede ser desequilibrado y caer por el empuje de un dedo y dos metros más adelante. Aunque se oponga Rojas Marcos, sobre todo en faltas a Ronaldo.
Al árbitro de área del Inglaterra-Ucrania deberían quitarle la paga. Está para los goles fantasma y le cuelan uno. A casita. Y bajo sospecha.
Es inconcebible que, a la altura tecnológica en la que estamos, el fútbol no haya incorporado nada.
La única explicación posible es que los corruptos que gobiernan el fútbol quieren seguir teniendo capacidad para influir en el resultado de un partido.