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El maltrato al deporte español en Londres

El gol no concedido a la selección española de waterpolo ha sido, hasta la fecha, la decisión más polémica.

A la delegación española olímpica le está costando horrores conquistar una medalla. Hasta la fecha, sólo Mireia Belmonte y Maialen Chourraut han sido capaces de dar una alegría en forma de presea a la afición. Muchas pueden ser las causas, que giran siempre en torno al deporte español.

Pero no es menos cierto que desde que arrancaran los Juegos, España, en diversos deportes, se ha visto perjudicada por ciertas decisiones arbitrales. No es la intención declararlas la clave de los malos resultados cosechados hasta la fecha. Nada más lejos de la realidad. Pero son ya tantas que, cuando menos, conviene destacarlas.

David Ferrer fue la última víctima. Después de un partido tremendamente igualado, cuando se alcanzó el tercer set con 5-4 para el japonés Nishikori y saque para el español, la organización decidió tomar una decisión sin precedentes. Ante la ausencia de luz, paró el partido, y lo trasladó a otra pista cercana. Un cambio que cayó como un jarro de agua fría sobre Ferrer, quien, descentrado y presa de los nervios, perdió su saque y, de ese modo, se quedó fuera de las semifinales.

Sugoi Uriarte, por el contrario, fue el primer afectado. El judoca español se enfrentó al coreano Cho en la lucha por el bronce en la categoría de -66 kilos. Tras llegar con empate al final del encuentro, se llevó a cabo una prórroga de tres minutos que terminó de idéntico modo. En ese instante, fueron los tres jueces quienes debían derimir el vencedor, en términos totalmente subjetivos. A pesar de que el vitoriano había realizado un combate más agresivo que su rival, los árbitros decretaron que fuera el coreano el vencedor.

"El arbitraje no fue justo. La única explicación que veo es que al coreano le habían robado antes, los árbitros quisieron nivelar un poco y me tocó a mí perder. La medalla tenía que haber sido para mí. Ha venido gente de judo de otros países y me han dado la enhorabuena porque decían que la medalla era mía", declaró el yudoca en una entrevista en Eurosport. Pero lo que está claro es que la presea no aparece en el medallero.

Escándalo en la piscina

Sin duda, la imagen más deplorable en este sentido fue la vivida por la selección española de water polo en su encuentro ante Croacia. Tras un gran partido ante la máxima favorita al oro, los españoles se encontraron un gol abajo a falta de pocos segundos. En un ataque desesperado, Iván Pérez consiguió un sorprendente y precioso gol. Un punto hubiera sido de oro, pero el colegiado no quiso darlo.

El escándalo se armó en el momento en el que el árbitro decidió no validar el tanto a pesar de que a sus espaldas los videomarcadores repetían las imágenes en las que podía apreciarse claramente cómo el balón había entrado por completo en la portería croata. Además, el asistente había dado por bueno el tanto nada más producirse la acción. Pero de nada sirvió. Al árbitro no le dio la gana, y España terminó cosechando su primera derrota.

También polémica hubo en el encuentro de voley playa masculino entre la pareja española, formada por Gavira y Herrera, y la estadounidense, actual campeona olímpica, con Dalhausser y Rogers. Los españoles sorprendieron al adjudicarse el primer set, aunque su rival se llevó el segundo con holgura.

En el tercero, al que alcance 15 y con 13-13 en el marcador, los estadounidenses se adjudicaron un punto en el que los españoles protestaron unos dobles que, a tenor de lo visto en las cámaras, pareció bastante evidente. Tras el 14-13, Rogers aprovechó el saque a favor para cerrar el partido y, de ese modo, proclamarse campeones de grupo. Por suerte, la pareja española ha podido clasificarse como segunda.

Muchas protestas en el fútbol

Como no podía ser de otra manera, el fútbol no quedó exento. A pesar de la mala imagen ofrecida por la selección española, quedó la sensación de que sin los perjuicios de los árbitros, se podría haber logrado algo más. Pasó en el primer encuentro, ante Japón, cuando una expulsión dejó a los de Milla con uno menos durante la segunda parte.

Pero pasó sobre todo en el segundo partido, ante la sorprendente Honduras. Tres penaltis, sobre todo uno en el último minuto, que no señaló el colegiado y que provocó la ira de los futbolistas españoles, que terminaron entre lágrimas increpando al árbitro y sus asistentes.

Tampoco el balonmano se ha salvado. Tras la ajustada derrota ante la potente Dinamarca (24-23), los jugadores y sobre todo el entrenador, Valero Rivera, se mostraron muy molestos con la actuación arbitral. "Algún día nos saldrá cara a nosotros, algún día el árbitro no levantará el brazo para indicar pasivo, algún día si es penalti nos lo pitarán o a Julen -Aginagalde- le dejarán jugar, algún día llegará", declaró, enfadado el seleccionador.

Y es que no ha habido casi ninguna disciplina en la que algún detalle, alguna decisión, algún movimiento, haya perjudicado a la delegación olímpica española. Un factor que, desde luego, no es la causa de los escasos resultados conseguidos por nuestros deportistas. Pero sí es cierto que molesta. Y mucho.

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