Menú

España no reacciona y se queda sin el bronce

La pareja española soñó con el metal durante el primer set, pero tras caer en el tie-break se dejó llevar ante el poderío de Gasquet y Benneteau.

David Ferrer y Feliciano López se han quedado a las puertas de lograr una medalla para el deporte español. Lo merecieron los españoles por casta, por coraje, por calidad, y por la mala fortuna en los momentos puntuales. Pero al final la pareja francesa, otra vez dos franceses, fue infranqueable y supo aprovechar las lagunas de los nuestros para llevarse el partido en dos sets (7-6, 6-2).

Benneteau y Gasquet eran conscientes de que sus rivales llegaban muy tocados al choque. Físicamente, después de la paliza de ayer, y psicológicamente. Sobre todo, psicológicamente. No es fácil reponerse a una derrota en semifinales después de gozar de cuatro pelotas de partido.

Por eso, desde el principio plantearon un partido largo, sin arriesgar demasiado, esperando el error de los españoles. Pero no contaban con la bravura de Ferrer y Feliciano. Durante todo el primer set dieron la cara. Y de qué manera. Pero la fortuna les volvió a dar la espalda en los momentos cruciales.

Con cinco a cinco en el marcador y Gasquet al saque, el juego se puso 15-40. Pero España no pudo o no supo rematar ninguna de las bolas de break. Después de ganar de nuevo su saque Ferrer, el set se marchó al tie-break, y ahí dos errores puntuales le dieron la victoria y la primera manga a los franceses.

En ese momento se volvieron a aparecer todos los fantasmas a la pareja española. No podía estar sucediendo otra vez. ¿De verdad iban a volver a estar mejor, a jugar más finos, y a caer derrotados? Pues sí. Y por eso, el segundo set, no tuvo ninguna historia. Lograron ganar dos juegos los españoles más por orgullo que por otra cosa. Pero Benneteau y Gasquet ya se habían convertido en dos gigantes que vislumbraban el bronce. Metal que terminaron llevándose.

Feliciano y Ferrer se retiraron de la pista con cara de pocos amigos. No es para menos. Han rozado las medallas con sus dedos, y se han quedado sin ninguna de ellas. Han terminado en la honorable pero dolorosa cuarta plaza. Pero a sus espaldas se llevan el hecho de haber sido la única esperanza de un equipo de tenis que llegaba cargado de ilusión a Londres y que vio cómo esta pareja ha sido la única que ha mantenido el tipo. Nadie contaba con ellos, y al final han estado a punto de dar la única alegría. Fallaron en los momentos puntuales, en las bolas decisivas. Esas que separan los buenos torneos de las medallas. Una lástima.

Temas

En Deportes

    0
    comentarios
    Acceda a los 3 comentarios guardados