Florentino Pérez puso el pasado mes de junio su proyecto en manos del anti-Barcelona. Jose Mourinho aterrizó en el Santiago Bernabéu con la vitola de ser el único capaz de pararle los pies al mejor Barcelona de la historia y evitar el trance a todos los madridistas de ver al equipo de Guardiola levantar su cuarta Champions en Chamartín.
Además, el portugués llegaba con el aire de galáctico. Considerado como el mejor entrenador del mundo tenía ante sí el toro más difícil de lidiar de su carrera: volver a hacer del Real Madrid un equipo ganador. Los primeros cuatro meses de trabajo fueron inmejorables, consiguiendo buenos resultados y logrando un juego más que digno. El Real Madrid volvía a recuperar el respeto en Europa, donde se paseó en un grupo difícil –junto a Milan, Ajax y Auxerre- y, por fin, eliminó a algún equipo en la Copa del Rey.
La manita, un punto y aparte
Sin embargo, a partir de un lunes de finales de noviembre todo se torció. La manita hizo resurgir viejos fantasmas y el proyecto comenzó a tambarlearse. El ambiente se enrareció y Mourinho empezó a ver enemigos en todas partes. Sacaba papeles con errores arbitrales, mandaba a Karanka a las ruedas de prensa y, lo más grave, disparaba a su propio club al verse poco protegido por las altas instancias. La guerra velada entre Mourinho y Valdano ha hecho mucho daño al club.
Ahora que han claudicado a sus peticiones, delantero centro incluido, y Valdano ha dado un paso al lado para dejar a Mourinho con plenos poderes, el Real Madrid tropieza en dos salidas consecutivas ante rivales menores –Almería y Osasuna- y deja la Liga vista para sentencia viendo el nivel que está demostrando el Barcelona.
90 millones para una plantilla fundida
Los números de Jose Mourinho desde que llegó al Real Madrid en Liga son realmente buenos, igual que ocurría con Pellegrini, y fue cesado. Florentino Pérez ha invertido 90 millones de euros en fichajes (Di María -25 millones-; Özil -15 millones-; Khedira -10 mill.-; Pedro León -10 mill.-; Carvalho -8 mill.-;Canales -6 mill.-; Mourinho -8 mill. más 8 negociables-; y Pellegrini -4 mill. de finiquito-) en el proyecto 2010/11 liderado por el técnico luso. Se ha fichado juventud, experiencia y más de un jugador por línea para reforzar a una plantilla ya de por sí buena.
Sin embargo, el técnico se ha ido aferrando a un grupo de futbolistas cada vez menos numeroso y ha fundido a algunos cuyo rendimiento era excepcional, condenando al ostracismo a jóvenes con buenas maneras. Especialmente llamativo es el papel totalmente terciario que, tanto Canales como Pedro León, están desarrollando en el equipo. Ambos han sufrido las regañinas públicas de Mourinho –luego, el técnico dijo que ya es mayorcito para recados por la prensa, refiriéndose a Jorge Valdano-, pero no han sido rehabilitados todavía en lo que algunos creían ver una estrategia de Mourinho para motivarles por su falta de actitud.
Otros jugadores de la plantilla ejemplifican perfectamente el desgaste físico y mental que ha llevado al Real Madrid a sufrir como no lo había hecho en la temporada en los últimos seis partidos de Liga –Sevilla, Getafe, Villarreal, Almería, Mallorca y Osasuna-. Di María, Cristiano Ronaldo y, en menor medida Özil, llevan dando síntomas de cansancio en las últimas semanas, justo coincidiendo con el bajón del Real Madrid.
Con la Liga prácticamente perdida, el Real Madrid se tiene que encomendar a Mourinho en su preparación de las eliminatorias para confiar en llegar lejos en la Champions y levantar la Copa del Rey. Si las Copas le vuelven a fallar a los blancos, The Special One estará condenado, como sucedió con Pellegrini, al que los números le avalaban, pero que fue sentenciado por la eliminación en Europa a manos del Olympique de Lyon. El Madrid puede tropezar, de nuevo, en la misma piedra.