El triunfo de Alonso se paga a 3,75 euros
Sólo 24 puntos –es decir, menos de una carrera– separan al primero en la clasificación de Mundial de pilotos, el australiano Mark Webber (Red Bull), del quinto, su compañero alemán Sebastian Vettel, que a su vez está a tres puntos del español Fernando Alonso (Ferrari), tercero. Son, por tanto, unas diferencias ridículas teniendo en cuenta que no hay un equipo favorito.
Llegados a este punto, con cinco carreras para que termine el Mundial, hemos visto subir y bajar de la parrilla a las tres escuderías. Red Bull se ha presentado a priori como el monoplaza a batir, pero las tiranteces dentro de los boxes, la falta de fiabilidad al inicio y los nervios del más joven, Sebastian Vettel, han hecho débil al equipo. En cambio McLaren-Mercedes ha ido de menos a más, pero también con errores de sus pilotos. El último fue el cometido por Lewis Hamilton en Monza, lo que ahora obliga al británico a subir al podio en Singapur.
En cuanto a Ferrari, quizás sea el coche que más interrogantes genera y los provoca por las dudas que se han visto dentro y fuera de su box. Puede que la conclusión a tal escenario sea que para ganar este Mundial hará falta algo más que un buen coche. Hará falta un gran piloto.
Marina Bay, un circuito agresivo
Y qué mejor que el circuito urbano de Singapur para medir las fuerzas de todos ellos. Es la única prueba del calendario que se corre de noche. El recorrido, de poco más de cinco kilómetros, discurre por el paseo marítimo de la ciudad y, para más INRI, es el circuito que más curvas tiene con 23. Para sacar buenos tiempos por vuelta, en un trazado como el de Singapur, no es suficiente la velocidad punta de los monoplazas; es necesario conseguir los reglajes que más tracción aporten al coche.
Se trata, pues, de un circuito muy agresivo y duro para los pilotos, que sólo tienen un respiro en la recta de meta. Lewis Hamilton, ganador de este gran premio la temporada pasada, ha asegurado que el recorrido de Marina Bay requiere el doble de energía que correr en Mónaco. Para otros como el polaco Robert Kubica (Renault) se trata de la prueba más dura de la temporada y más exigente para los pilotos.
Y como las dificultades no suelen venir solas, el trazado está sembrado de incómodos baches y, como siempre ocurre en Asia, la probabilidad de que llueva es prácticamente del 50 por ciento. A priori las características de la pista deberían ser más favorables para Red Bull, cuyos coches presumen de mejor agarre gracias a las mejoras en su difusor trasero.
Pero todos los equipos quieren llegar a Asia con los deberes hechos y las tres escuderías en liza –Red Bull, McLaren y Ferrari– estrenarán mejoras técnicas en los coches. Esperemos que Ferrari demuestre que lo de Monza no fue un espejismo y que el F10 y Fernando Alonso son superiores al resto. La competencia es muy dura y la suerte nunca sabes de qué lado va a caer, pero sin lugar a dudas son en momentos como éste en los que se ven a los grandes pilotos.
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