No se puede usar otro adjetivo que perfecta para calificar la victoria de Mark Webber en Hungría, la cuarta de la temporada. El australiano perdió la segunda posición en la salida a favor de Alonso, mientras veía cómo su compañero de equipo se escapaba en primera posición.
Parecía que lo máximo a lo que podría aspirar el de Red Bull sería ser segundo, si conseguía adelantar a Alonso. Pero la salida del Safety Car, en la vuelta quinta, cambiaría la suerte del veterano piloto, que optó por quedarse en pista en vez de parar. Webber aguantó los neumáticos blandos durante 43 vueltas, las suficientes para que a pesar de la parada, mantuviera el liderazgo de la carrera hasta la bandera a cuadros.
Casi perfecto fue también el trabajo del piloto asturiano Fernando Alonso, que con una mecánica inferior a la de los monoplazas de la escudería austriaca consiguió mantener a raya a Vettel durante casi 30 vueltas. Sin duda Fernando Alonso ha demostrado por qué es campeón del mundo y por qué se merece volver a serlo. Mantener detrás de ti a un piloto un segundo más rápido que tú y no cometer ningún fallo es más difícil incluso que ganar una carrera cuando tienes el mejor coche. El propio piloto español aseguró que si ganar era bonito, luchar lo era aún más.
Vettel también ayudó a Fernando a conseguir la segunda posición. Su errónea maniobra cuando el coche de seguridad estaba en pista, le valió al alemán un drive through donde perdió demasiado tiempo.
Mark Webber se coloca, con esta nueva victoria, primero de la clasificación general, seguido de Lewis Hamilton que no tuvo su día. Vettel es tercero, Button, que fue octavo en carrera es cuarto y aunque Fernando sigue quinto ha recortado un gran número de puntos sobre todo a los McLaren y sólo está a 20 del primer clasificado. Ferrari ya está de nuevo en la guerra por el mundial que aparece más apretado que nunca.
Hungaroring ha vuelto a ser un circuito talismán para Fernando Alonso, pero también para Pedro Martínez de la Rosa, que consiguió cruzar la línea de meta y hacerlo en séptima posición y puntuando por vez primera en lo que llevamos de campeonato.
Un gran premio, el de Hungría, marcado también por los abandonos e incidentes en carrera. Cinco pilotos habían quedado fuera de combate cuando todavía no se había cumplido la mitad del gran premio. El abandono más destacado fue, sin duda, el de Lewis Hamilton, que perdía el liderato del mundial en el mismo momento que su monoplaza quedaba aparcado en la puzolana del circuito de Hungaroring.
El primero en abandonar fue el español Jaime Alguersuari que a penas consiguió dar una vuelta al circuito, debido a un problema mecánico en su monoplaza. La mayoría de los abandonos se produjeron tras la salida del Safety Car cuando todos los pilotos excepto, Webber, Trulli y Barichello, aprovecharon para hacer la primera y última parada en boxes. El primer incidente lo protagonizaban los mecánicos del piloto alemán Nico Rosberg, que no fijaron bien la rueda trasera derecha, lo que provocó que al salir del box la goma saliera disparada a gran velocidad a lo largo del pit lane. Unos segundos más tarde Adrián Sutil embestía el Renault de Kubica cuando el primero entraba a cambiar gomas y el segundo se disponía a salir. El resultado fue que Sutil quedó fuera y el de Renault fue sancionado con un "stop and go" por la maniobra. El piloto polaco aparcaría su coche en el garaje una vuelta después de cumplir con la penalización.
Pero sin ningún género de dudas la peor maniobra, por sucia e innecesaria, fue la cometida por Michael Schumacher cuando cerró a Barricuello contra el muro cuando el brasileño le estaba adelantando en plena línea de meta y a más de 300 kilómetros hora. La FIA debía haber sacado la bandera negra al Kaiser, que podría haber provocado un accidente gravísimo y todo por la décima posición.