Vassilis Spanoulis fue el verdugo del Real Madrid en la final de la Euroliga. El griego, que no había anotado en el primer tiempo, terminó el partido con 22 puntos, comandando la remontada griega. Una actuación que le valió para ser nominado Mejor Jugador, y que le mantendrá entre los mejores nombres en la historia del baloncesto europeo.
Pero Spanoulis es mucho más que eso. Y ayer, una vez más, volvió a dejarlo claro. El escolta de Olympiacos detuvo su celebración en lo más alto del podio, justo en el momento más efusivo de la misma, para acercarse a los jugadores del Real Madrid, abatidos, en unas imágenes que recogió Tubasket.
Uno a uno, fue dando la mano a todos. No se saltó ninguno. Ni los que estaban más lejos en el suelo. El griego quiso reconocer así a un más que digno rival que sólo su genialidad pudo tumbar. Grande Spanoulis en todas las facetas en que se puede ser grande.
Una leyenda
Lo cierto es que Vassilis Spanoulis entró ayer en las páginas doradas del baloncesto europeo. Igualó a Toni Kukoc y Dejan Bodiroga como únicos baloncestistas en conseguir dos títulos de MVP en temporadas consecutivas, y a Diamantidis como el único que es nombrado Jugador Más Valioso de la Euroliga y de la Final Four en la misma temporada. Es, además, un jugador que nunca ha perdido un partido en la Final Four. Es, al fin y al cabo, una leyenda del baloncesto. Y gestos como el de ayer ayudan a acrecentarla.