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¿Debe seguir Orenga como seleccionador español de baloncesto?

Las cuatro derrotas en el Eurobasket de Eslovenia y las dudas en torno al juego del equipo han abierto el debate sobre el seleccionador.

El bronce conseguido por la selección española en el último Eurobasket de Eslovenia ha dejado un contraste de sensaciones, que ha puesto en el objetivo al seleccionador nacional Juan Antonio Orenga. La alegría por el metal conseguido ante Croacia no oculta la decepción por no haber alcanzado la final y las dudas generadas en torno a un equipo demasiado irregular en el torneo.

La dolorosa derrota en las semifinales ante Francia, en las que el equipo no supo gestionar el último cuarto del choque y la prórroga, desató las dudas sobre el rendimiento del equipo, que perdió cuatro de los diez partidos que jugó. En la primera fase, Eslovenia avisó de que algo no iba bien en el segundo partido de España. Tras unos encuentros sin demasiada exigencia en la primera fase ante República Checa, Georgia y Polonia, los hombres de Orenga volvieron a naufragar en la segunda fase ante Grecia, primero, e Italia, después. Brillaron ante Serbia en los cuartos de final, en uno de sus mejores encuentros, pero volvieron a defraudar ante los franceses.

El plan antes de comenzar el torneo situaba la medalla de oro como objetivo principal del cuadro de Orenga y el tercer puesto conseguido abre el debate acerca del futuro del seleccionador. Aunque las ausencias en el equipo español eran notables (Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, Serge Ibaka y Felipe Reyes) la falta de rendimiento de algunos jugadores y la gestión de los partidos han puesto en el disparadero al técnico.

En primer lugar, las primeras críticas para Orenga llegaron por la ausencia de un juego interior fiable. El seleccionador lo apostó todo a Marc Gasol pero no funcionó ningún plan alternativo cuando el pívot de los Memphis Grizzlies se cargó de faltas y sufrió correosos marcajes. La plantilla evidenció la ausencia de profundidad bajo los aros. Xavi Rey rindió por debajo de su nivel y Germán Gabriel apenas tuvo oportunidad de jugar. Orenga prefirió apostar por Víctor Claver para la posición de ala-pivot, en la que tampoco funcionó Pablo Aguilar, y el juego interior español sufrió.

Las decisiones y la falta de experiencia del seleccionador en algunos partidos también han generado críticas. Mantener a Marc Gasol cargado de faltas en la pista o retirar a Sergio Rodríguez cuando mejor jugaba el equipo le costó caro al técnico en algunos partidos. También se ha cuestionado el rol de José Manuel Calderón como escolta para sustituir a Navarro. Aunque el extremeño dio la cara, nunca estuvo cómodo en esa posición y se perdió un jugador esencial en la dirección del equipo.

Las circunstancias del torneo eran especiales, pero el equipo no consiguió corregir su problema para cerrar los finales de partido y no hubo acierto en las decisiones dentro y fuera de la pista en los momentos clave. A solo un año del Mundial en el que España será la anfitriona, la necesaria transición en el equipo ha generado más dudas de las que ha despejado, antes de que se produzca el relevo definitivo de la mejor generación del baloncesto español.

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