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El mítico Jason Kidd explota y pierde los papeles con un árbitro

El entrenador de los Bucks, muy enfadado por la actuación arbitral, la lío en la recta final del partido ante los Kings.

Jason Kidd, el mítico base que jugó en los Mavericks, Suns, Nets y Knicks, es, desde la temporada pasada , el entrenador de los Milwaukee Bucks.

A pesar de que como jugador siempre fue algo problemático y extravagante, en su faceta de míster aún no se le habían visto 'las malas pulgas'. Sin embargo, en la madrugada de ayer, Kidd sacó a relucir esa sangre caliente que siempre le ha caracterizado.

Su equipo, que cuenta con un brillante futuro gracias a dos de los 'mirlos blancos' con más futuro de la NBA -Giannis Antetokounmpo, talento puro, envergadura interminable, mezclado con un potencial físico extraordinario y el superclase Jabari Parker, recién recuperado de una grave lesión de rodilla-, no termina de arrancar esta temporada y firma un discreto balance de 6 victorias y 9 derrotas.

Ayer, en su pabellón del Bradley Center, los Bucks se enfrentaban a unos Kings que llegaban con la baja de última hora de DeMarcus Cousins, el jugador más determinante del conjunto de Sacramento.

Tras un partido muy igualado, el conjunto de George Karl, ex entrenador del Big Three de los Bucks -Sam 'alienígena' Cassell, Glenn 'Pichichi' Robinson y Ray 'Sugar' Allen-, tomó una ventaja casi definitiva de 10 puntos bien entrado el último cuarto.

Después de padecer los Bucks un arbitraje muy polémico, con decisiones dudosas que perjudicaron al conjunto del estado de Wisconsin, Jason Kidd estaba encendido. A falta de 1:49 para el final, el marcador señalaba un 109-120 a favor de Sacramento, y tras pedir un tiempo muerto, el entrenador de los Bucks explotó. Se acercó a uno de los colegiados, y enrabietado, intentó quitarle el balón. Tras ser expulsado, Kidd, con mirada desafiante, increpaba al árbitro. Sus jugadores, incluso, tuvieron que sujetarle.

Tras finaliza el partido, jugadores de ambos conjuntos tuvieron una acalorada discusión en el túnel de vestuarios, hasta el punto de que la policía tuvo que hacer acto de presencia poco después. El origen de este enfrentamiento parece que estuvo en las palabras desafiantes que

O.J. Mayo le dedicó a un DeMarcus Cousins vestido de calle. El escolta de los Bucks, al parecer, retó al pívot y tras el partido comenzaron las hostilidades. Mayo, incluso, tuvo que ser acompañado a su coche por varios compañeros para no dejarle solo antes de abandonar el pabellón.

La explicación de Kidd

Kidd fue el auténtico protagonista en la rueda de prensa posterior al accidentado partido. Sobre el enfrentamiento entre los jugadores, Jason solo comentó que en ese momento "estaba tomándome una Coca Cola y unas palomitas". Si que quiso explicar lo sucedido con el colegiado.

"Pedí un tiempo muerto. Recorrí toda la banda para pedirlo. Zach [el árbitro] me preguntó si lo quería y dije ‘Necesito un tiempo muerto’. Entonces tuvimos una discusión, me pitó una técnica. A partir de ahí traté de proteger a mis jugadores. Veía que nos estaban haciendo faltas y no pitaban", comentó el técnico. En esta liga tienes que defenderte tu mismo y mi trabajo es proteger a estos chicos porque creíamos que nos estaban haciendo faltas".

Jason Kidd, genio y figura, en estado puro.

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