"Sí, por momentos nos vimos fuera", declaraba sincero Andrés Nocioni tras el partido que dio el pase a semifinales a los suyos ante Morabanc Andorra. Remarcaba, eso sí, de inmediato, que "el equipo tuvo la frialdad de meter dos tiros muy importantes para empatar, esa es la realidad", en alusión a los triples salvadores de Carroll y Randolph, cuando Andorra, en su segunda presencia en una Copa (ya ha llovido desde 1995), rozaba una más que merecida gloria. Apenas habían pasado veinte minutos tras la conclusión del segundo encuentro de cuartos de final de la Copa del Rey 2017, y las caras de los representantes andorranos demostraban un importante desacuerdo con dos acciones claves del encuentro, ambas en los últimos 45 segundos. La primera, unos pasos de Shermadini que hay que ver una y otra vez repetidos para apreciar que, efectivamente, el georgiano hace cámino de salida.
Son pasos. @Lujimmix @josempuertas @TioPhil72 @PitiHurtado pic.twitter.com/OoVb0h9jO0
— Kegüay Leonard (@chauchinoo) 16 de febrero de 2017
Acción difícil de ver, mucho más que la que terminó de encrespar a los del Principado, al no señalar los colegiados un claro campo atrás de Sergio Llull en la jugada que dio lugar al triple de Randolph que mandó el partido a la prórroga, y en la que por cierto, no acertó el equipo de Peñarroya al no cometer falta de inmediato sobre el de Mahón. Cuando quiso reaccionar Schreiner, Llull volaba para dar un pase al ala pívot estadounidense, sorprendentemente con tiempo en el frontal para recibir, controlar y girarse con bote antes de lanzar. Aunque ciertamente, nada de eso debía haber pasado de haber mediado acierto arbitral segundos antes.
Campo atrás del @RMBaloncesto en la jugada del empate de Randolph. Pisó Llull la línea de medio campo. #CopaACB pic.twitter.com/EgTW3ga7Ki
— Movistar Basket (@MovistarBasket) 16 de febrero de 2017
Abatido, con una "decepción grande, al tenerlo tan encarado", atendía Francesc Solana, General Manager del Morabanc, a Libertad Digital tras el duelo. Se mordía la lengua hablando del epílogo. "Cuando tu equipo pierde, y ves lo que ves en el último minuto, no puedes decir nada". Ver la repetición no había ayudado a disminuir su enfado. "Es complicado que tres árbitros no vean una acción como ésa, cuando es el jugador que tiene el balón", espetaba en alusión a la acción de Llull. Mientras, a unos metros de allí, y sin microfónos de por medio, las palabras de algún directivo andorrano sobre lo acaecido, aun educadas, no llevaban echado el freno de mano. De forma paralela, la salida de la plana mayor de la sección de baloncesto del Real Madrid confirmaba lo dicho por Nocioni: se habían visto fuera, y sus caras reflejaban una sensación de alivio casi inesperado.
Nocioni, de nuevo salvador blanco en días de bajar al barro. 11 puntos y 8 rebotes, una de sus mejores actuaciones del curso corriente, En uno de esos días D que tanto enchufan al argentino. Al de Santa Fe se le esperaba en febrero, en la Copa. "Una competición que me motiva mucho, muy divertida y en la que en cuatro días te puedes llevar un título". El `Chapu´, había incrementado su participación para llegar a tope a Vitoria, preparando lo que todo el mundo sabía que iba a ocurrir. Sabio, es consciente de la situación: "por la edad puede ser que Pablo (Laso) me haya usado menos este año, pero en momentos difíciles a los entrenadores les gusta tener experiencia en cancha". Y ahí estuvo él para responder como casi siempre, y jugar uno de los partidos de su vida, ya a los 37, en la semifinal ante el Baskonia, con una grada que le adora, incapaz de pitarle ni vistiendo la elástica blanca. "Todo lo que he hecho por el Madrid lo hice por el Baskonia. Siempre he sido honesto. No creo que haya ninguna razón para que se me pite".
Probablemente sin merecerlo, tras una pésima primera parte y una segunda tocando a rebato pero sin consistencia, el Madrid se metió en semifinales tras un partido durísimo, que recordó sobremanera al jugado en liga por ambos equipos cinco semanas antes y del que, por lo visto ayer, el equipo de Pablo Laso no aprendió la lección de cómo jugarle al Morabanc. O al menos de hacerlo consistentemente durante 40 minutos.