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Ricardo Úriz, Mikel Cuadra, Diego Fajardo y Santi Abad, cuatro históricos de la Copa del Rey de baloncesto

Vitoria se puebla estos días de rostros conocidos del baloncesto nacional en perfecta comunión con miles de aficionados.

Vitoria se puebla estos días de rostros conocidos del baloncesto nacional en perfecta comunión con miles de aficionados.
Santi Abad (9), durante la celebración de la Copa del Rey del Taugrés en 1995 | Cordon Press

Pasear en estos días por el Fernando Buesa Arena, durante la disputa de la Copa del Rey, o en general por la ciudad de Vitoria, se convierte en una experiencia única para los aficionados al baloncesto en España. Entre partidos, actividades y eventos, uno bien puede coincidir tomando unos pintxos en el casco viejo vitoriano con el histórico José María Margall, cruzarse por la calle con Sergio Scariolo, o sentarse en el pabellón junto a Alfonso Reyes, mientras de cerca se observa la posición de Aíto García Reneses o Pablo Prigioni. Y es que la Copa, cada año, convierte su celebración en un auténtico hervidero en el que el mundo de baloncesto se cuece a toda velocidad. Negocios, tratos, patrocinios y fichajes para unos. Para otros, recuerdos o sencillamente disfrute. Nadie, o casi, en el mundillo de la canasta, esté en la posición que esté, quiere perderse la oportunidad de vivir lo que la ACB ha dado en llamar 4 días de adrenalina.

Es el caso de jugadores incluso en activo, como Ricardo Úriz, con 13 temporadas en ACB, y 4 participaciones en fases finales coperas. Ahora tratando de volver a la Liga Endesa con el Guipuzcoa Basket, aprovecha tener la tarde libre el jueves antes de su duelo de viernes ante el Cáceres, para pasarse por el Buesa Arena y ver el cruce entre dos de sus ex equipos, Iberostar Tenerife y Baskonia. Antes de entrar al pabellón, junto al sonido de una charanga, admite que "hay mucha gente que viene a pasarlo bien, el ambiente que se crea alrededor es muy bonito". De hecho, el navarro acude a la cita "con toda la tropa", junto a su mujer y sus hijos, a los que no priva de vivir el baloncesto in situ "como han hecho toda su vida, me gusta que ellos estén", reconoce. En la cara del base se nota la relajación por vivir la Copa viendo los toros desde la barrera, pero quizá también la añoranza por no poder ser protagonista de un torneo que ganó muy joven. En 1999, en Valencia, con Sergio Scariolo al mando del TAU Cerámica, Úriz pasaba por ser poco más que un adolescente que ni siquiera llegó a debutar, pero que evoca aquellos días como "su mejor recuerdo" del torneo del ko y que, pese a no saltar a la cancha presume de que fue "espectacular estando vestido de corto en el banco".

En esa reunión de personajes del baloncesto que desfilan por los vomitorios del Buesa Arena muchos ya, claro, son ex jugadores, que a la finalización de su carrera han tomado distintos derroteros, unos más afortunados y otros menos. Diego Fajardo, pívot y uno de los pioneros del baloncesto español en lo que a jugar fuera de las fronteras nacionales se refiere, está en Vitoria como comentarista para una emisora tinerfeña, aunque su trabajo actualmente es como responsable en España de Tangram Sport Management, agencia de representación de jugadores italiana que gestiona la carrera de nombres ACB como Sam Van Rossom (Valencia), Jonathan Tabu, o Ivan Buva (ambos en Bilbao). Un trabajo debido al que el canario dice no tener muy claro su lugar de residencia actual: "digamos que duermo en España, pero estoy siempre moviéndome de un lado para otro".

Caso peculiar el suyo, jugó ocho temporadas en ACB, y hasta doce en Italia, con experiencia en "dos Copas del Rey en España, una con el Caja San Fernando en Vitoria, y la otra con Iberostar Tenerife en Málaga, y hasta cuatro en Italia, donde jugué dos finales, aunque no pude ganar ninguna". Ante tal tesitura, la pregunta es evidente, la comparativa entre ambos países, pues en Italia, pese a que el modelo de competición es el mismo, su éxito es radicalmente distinto. "Allí no se mueve tanta gente", afirma Fajardo. "En mi época algo más, pero nunca tanto no como en España. Aquí se vive de forma muy particular, es un pabellón de 15.000 personas y va a estar casi lleno durante cuatro días que van a ser muy divertidos", remarca, desde su nueva posición, que le permite "apreciar las cosas que antes como jugador no veías. Lo que se mueve, la organización. Cuando juegas no lo notas".

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Diego Fajardo, de amarillo, ante MIlko Bjeliça en un partido en el Buesa Arena. | Cordon Press

Menos suerte en la vida tras el deporte parece haber tenido Santi Abad, todo un trotamundos de baloncesto y una rara avis capaz de jugar en Real Madrid, Barcelona o Baskonia en su larga carrera, que le llevó a estar en el origen del crecimiento del club alavés hasta lo que es hoy, tras la Copa ganada en 1995 en Granada, compartiendo vestuario con Pablo Laso o Velimir Perasovic, entre otros grandes nombres. Barcelonés pero afincado en Vitoria, donde admite estar "buscando trabajo" no duda en señalar que "la cosa está jodida, porque no generé tanto dinero como jugador, aunque a la gente le cueste creerlo, para no sufrir con los gastos de la vida, y más para encontrar trabajo". Retirado joven, en 2002 con apenas 32 años, se lamenta de que en su carrera siempre fuera con "las tres B por delante, bueno, bonito y barato", e igualmente de haberlo dejado tan precozmente: "he visto muchos jugadores en peores condiciones que yo. Entonces tenía problemas físicos, y sacrificaba mucho estando fuera de casa por muy poco dinero. Vine a Vitoria pensando en poder tener una vida ligada al deporte y aún hoy me sigue costando. Me da pena", apostilla.

Tras defender la camiseta del Baskonia durante cuatro temporadas, Abad sabe lo que la Copa significa para el aficionado vitoriano. "No les importa el sitio de España en el que sea porque van a programar un año antes el viaje, sea Canarias o Madrid. Para Vitoria, la Copa del Rey es una fiesta", aclara el que fuera ala pívot que reconoce muchas caras de su época aún hoy en la hinchada alavesa ya que, en sus palabras, "son grandes aficionados al deporte y muchos de ellos desde que estoy en Vitoria, como jugador o persona sin más, son los mismos". Y es que Santi Abad, en las buenas y en las malas, era un tipo especial. Se reconoce como "alguien que vive con mucha tensión, también la vida, apasionado para todo. Pero en las copas, no era tensión, para mí era felicidad, porque te comunicabas con las aficiones. He jugado una final con Cáceres, con Baskonia, con el Madrid, con el Barcelona, y si tienes gente a tu alrededor de esa afición, lo vives como si fuera una familia, y a mí me gusta entregarme por las familias. Se te reconoce más en la Copa que en la liga".

Todo corazón Abad, como otro afincado en Vitoria desde hace más de veinte años al que todavía hoy algunos le recuerdan su origen bilbaíno. Mikel Cuadra, un tipo de extrema nobleza y siempre una sonrisa en el rostro, anotador compulsivo de esos que había tantos en los ochenta y que hoy apenas se ven, reconoce que le parece un poco "pueblerino el rollo ese de recordar de dónde eres, ¡Qué más da! He vivido en toda España, y me han tratado bien y he querido a mucha gente. Lo importante no es dónde naces, sino la gente que te encuentras". De la ciudad de su mujer, y la que vio nacer a su hijo Jon Ander, también jugador en plena aventura en la liga universitaria americana, Cuadra presume de que es "cómoda para la Copa, porque la gente se encuentra, se ve. En otras es más difícil. Es muy baloncestística, de toda la vida. Siempre se ha vivido y sufrido el sentimiento baskonista". Aunque en el fondo crea, medio en broma y sonriente, que "los vitorianos están jodidos de que sea en Vitoria, porque es el plan perfecto para viajar". Y es que, como señala Ricardo Úriz, "la afición del Baskonia, cuando viaja, lo da todo". Por cierto, que Cuadra nunca jugó una fase final de Copa del Rey con el formato actual de ocho equipos, vigente desde Tenerife'1987, lo que no es óbice para que ese baloncesto de alta competición "me siga poniendo cachondo. Cuando has sido jugador no dejas de serlo nunca. Mueves las piernas, los brazos. No puedes ni moverte pero quieres hacer lo que ves. Los que han sido ganadores, ven a la Copa como el sitio ideal para ponerte cachondo".

Ricardo Úriz, Diego Fajardo, Santi Abad y Mikel Cuadra, cuatro tipos diferentes, como personas y profesionales, y en opuestas situaciones vitales actualmente. Un ejemplo perfectamente válido como muestra de lo que supone cada año la celebración de la Copa del Rey. Los cuatro días que nadie se quiere perder.

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