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Champions League

El Milan ya terminó con el 'Dream Team' de Cruyff

El Barça llegaba a la final de 1994 como gran favorito, pero el Milan de Capello le endosó un 4-0 que terminó con su ciclo dorado.

El Barça llegaba a la final de 1994 como gran favorito, pero el Milan de Capello le endosó un 4-0 que terminó con su ciclo dorado.
Fabio Capello y Marcel Desailly celebran la goleada al Barcelona en la final de la Champions.

18 de mayo de 1994. Atenas, tierra de Dioses. El Barcelona de Johan Cruyff, el del Dream Team, sufre un descalabro histórico al verse superado en la final de la Champions por el Milan italiano. Superado, y vapuleado: 4-0. Fin.

Fue el fin de una gran etapa. El fin de cuatro años de éxitos interminables, de una liga tras otra, de la primera Copa de Europa en la historia del club. Pero aquella noche, ante el conjunto rossonero, todo terminó.

Era la época de los Laudrup, Stoichkov, Romario y Koeman; del juego de ataque por encima de todas las cosas; del da igual los goles que encajes siempre que marques uno más; de la defensa de tres; del 5-0 al Real Madrid.

No había duda, el Barça era el gran favorito. Incluso desde dentro del conjunto azulgrana no se negaba la evidencia. "Somos más completos, competitivos y experimentados que en 1992, mientras que el Milan no es nada del otro mundo", declaraba Johan Cruyff poco antes de la final. Desde luego, pocos podían presagiar que ese 18 de mayo terminaría la hasta entonces mejor etapa en la historia del club.

Porque el Milan de Fabio Capello –perfecto sucesor de Arrigo Sacchi– supo cómo jugarle al conjunto azulgrana. Cómo jugarle, y cómo arrollarle. Dispuso una defensa aún infranqueable pese a las bajas de Baresi y Costacurta, con Panucci, Galli, Tassotti y Maldini; sorprendió con Desailly en el centro del campo; dejó a Savicevic deambular a su antojo, destrozando la defensa azulgrana; permitió a Massaro convertirse en el asesino del área.

Un severo correctivo. un 4-0 que quedó en la historia de ambos clubes, y del fútbol europeo. Pero sobre un resultado que terminó con el Dream Team, con el equipo inalcanzable. Ya nunca nada volvió ser lo mismo... hasta que llegó Guardiola.

El técnico de Santpedor recuperó aquel estilo que había encumbrado Cruyff 20 años antes, como el propio Pep no se cansó de repetir. El mismo gusto por el fútbol de ataque, el mismo amor al balón. En realidad, era como una versión 2.0 del equipo del holandés. Una versión que ha funcionado a las mil maravillas, con un título tras otro.

Pero esta noche, vuelven a aparecer nubarrones negros sobre el Barcelona. Sobre su estilo, sobre su fútbol, sobre sus resultados y, sobre todo, sobre la necesidad de un cambio. Parece pronto para pensar en ello, pero también parecía imposible que el Barça perdiera aquél 18 de mayo en Atenas. Y fue goleado.

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