Hubo un tiempo, no hace mucho, en que el Real Madrid era incapaz de pasar de los octavos de final. Después de conseguir la novena Copa de Europa con la maestría de Zidane, en 2002, el club blanco entró en un camino enrevesado, que se magnificó entre 2005 y 2010, seis temporadas en las que los cuartos de final parecían algo inalcanzable. Seis temporadas en las que no se pudo ganar ninguna eliminatoria de Champions a doble partido.
Pero llegó Mourinho, y eso se terminó. En las tres temporadas que lleva el portugués en el Real Madrid, se han alcanzado tres semifinales. En la primera, cayó eliminado por el Barcelona, no sin polémica; y el año pasado, el Bayern de Munich fue el verdugo.
Curiosamente, entre 2000 y 2002 fue la última vez que el conjunto blanco alcanzó tres semifinales consecutivas. Una de ellas, contra el Barcelona; las otras dos, contra el Bayern de Munich. La historia se puede repetir.
Pero ahora el portugués espera que a la tercera vaya la vencida, y que su equipo se meta en una final once años después. Todo, para conseguir la ansiada Décima, la misión que le fue encomendada cuando Florentino Pérez firmó su contratación.