"Bale tenía algo en el sóleo, por eso le he cambiado. No quiero tener problemas con ningún jugador y no quería arriesgar con él", afirmaba el entrenador del Real Madrid, Zinedine Zidane, en rueda de prensa en el Allianz Arena, minutos después de la victoria de su equipo ante el Bayern (1-2), en la ida de cuartos de final de la Champions.
Y es que Bale salió del terreno de juego a los 58 minutos, dejando su sitio a un Marco Asensio que cuajó un gran partido. El galés fue sustituido por unas molestias en el sóleo, zona que ya le ha dado más de un problema, y, a falta de pruebas que muestren el alcance real de la lesión, será baja segura para el partido de este sábado (16.15 horas) contra el Sporting de Gijón en El Molinón.
Además, el británico, cuyo nivel está dejando que desear desde que a finales de febrero pasado regresara a los terrenos de juego tras haber estado tres meses de baja, es seria duda para la vuelta contra el Bayern, el próximo martes en el Santiago Bernabéu, y para el Clásico frente al Barcelona del domingo 23, también en feudo madridista.
Los problemas de Bale con las lesiones no son nuevos. El 11 blanco, desde su llegada a Madrid en verano de 2013 procedente del Tottenham, ha sufrido multitud de problemas que le han hecho perderse bastantes partidos y le han impedido mantener un gran nivel de juego de forma continuada.
Esta temporada, sin ir más lejos, es la tercera lesión que sufre. La primera fue unas molestias en la cadera que le impidieron jugar el partido contra el Espanyol de la primera vuelta. Pero, la más grave, fue la luxación de tobillo que le mantuvo lejos de los terrenos de juego durante casi tres meses.
Ahora los servicios médicos del Real Madrid esperan a realizarle nuevas pruebas para saber cuánto tiempo estará Bale de baja.