En Bremen, la clave del partido entre Werder y Valencia estuvo en buena parte en la efectividad del conjunto de Unai Emery a la hora de rematar a puerta durante el primer tiempo y, por otro lado, en un desastroso comportamiento defensivo del bloque teutón, cuyos defensas le reglaron constantemente la espalda a los delanteros contrarios. El choque tuvo un comienzo vertiginoso y esperanzador para el Valencia, que en el minuto tres ya iba ganando por 0-1, con un gol de David Villa tras un pase de David Silva, que firmó un gran partido. Al llegar el cuarto de hora, el Valencia, por medio de Mata y otra vez a pase de Silva, hizo el segundo y antes había tenido dos ocasiones claras.
En la otra portería también había oportunidades de peligro. Antes del 0-2, el conjunto alemán había tenido por lo menos tres. El Valencia había llegado a una situación en la que no sólo había compensado el gol en contra de la ida, sino que, con dos tantos como visitante, le servía cualquier empate. Y además iba ganando. Pero por la manera cómo se desarrollaba el partido. no se podía decir que nada estuviese escrito. El Bremen atacaba y generaba ocasiones e incluso Thomas Schaff muy pronto -en el minuto 22- decidió arriesgarlo todo y sacrificó un volante de contención, Tim Borowski, para darle paso al delantero portugués Hugo Almeida.
Cuatro minutos después el propio Almeida hizo el gol del descuento (1-2, m.26). En el 35, Aaron Hunt tuvo el empate en sus pies, tras un gran pase de Özil, y remató desviado. Sólo segundos después fue Almeida el que falló. Villa, en cambio, cuando el primer tiempo estaba a punto de terminarse, no falló cuando tuvo la posibilidad de marcar el tercero y permitió al Valencia irse al descanso con una ventaja cómoda de 1-3.
Los alemanes necesitaban tres goles más para ganar la eliminatoria después del 1-1 de la ida. El partido siguió siendo de vértigo. El Werder Bremen apretó buscando la remontada y logró el 3-3. Primero, un penalti de Jordi Alba a Marko Marin fue convertido por Torsten Frings. Luego, el propio Marin empató tras una falta sacada en corto por Özil que sorprendió a la defensa del Valencia.
Y cuando todo indicaba que iba a empezar el sufrimiento para el conjunto visitante para mantener el 3-3, Villa culminó un contragolpe y rubricó el 3-4 en el momento más difícil del partido. Pero los alemanes le volvieron a poner dramatismo al duelo con el empate a cuatro, logrado por Claudio Pizarro en el 83. El marcador no se volvería a mover en los minutos restantes para satisfacción del Valencia, que ya espera rival en el sorteo de este viernes.
El Atlético vuelve a cuartos de final once años después
Al igual que los valencianistas, también el Atlético de Madrid se ha clasificado para la siguiente ronda de la Liga Europa al empatar con sufrimiento en el José Alvalade contra el Sporting de Lisboa. Once años después, el equipo rojiblanco disputará los cuartos de final de una competición europea gracias a la gran primera mitad del 'Kun' Agüero, que tomó el relevo europeo de Messi y, con el balón cosido a la bota, desquició a la defensa rival y contrarrestó los errores de la propia.
Una vez más los colchoneros presumieron de rebeldía, y nada más comenzar el partido subieron al marcador la justicia que se les negó en el Vicente Calderón. Después de buscar sin fortuna el gol en casa, lo encontraron en la primera jugada sobre suelo portugués. Con la afición clamando su antigua traición, Simao colgó un balón al primer palo y encontró a Agüero para subir el primero. Todo parecía de cara y el comienzo era inmejorable en cualquier caso. Salvo en el rojiblanco, siempre sobresaltado en una permanente montaña rusa. En sólo un cuarto de hora el Sporting de Portugal rompió la calma y Liedson, ganando la espalda de Perea y aprovechando la candidez de la defensa atlética, cabeceó a placer para establecer el empate (1-1, m.18).
De nuevo despierto, y aunque aún clasificado, el Atlético buscó réplica y encontró al mismo remitente. Hilvanando un pase al hueco de Reyes, Agüero volvió a tirar de maestría en las distancias cortas, se zafó de dos zagueros en el mismo recorte y cruzó con el exterior para devolver la ventaja al equipo de Quique Sánchez Flores (1-2, m.33). Los rojiblancos tomaron nota de lo ocurrido con el primer gol y trataron de conservar más el balón para alejar a los 'leones' de su área. Sin embargo, de nuevo la defensa ejerció de lastre, y una falta sin peligro encontró un agujero en el área por el que se coló Polga para peinar y poner el empate en el descuento de la primera parte.
Inevitablemente, el Atlético volvió a hacer uso de su abono al sufrimiento, y la segunda parte trajo consigo algunas ocasiones muy claras en las que De Gea tuvo su parte de heroísmo. El joven portero frenó las intenciones de Saleiro y Quique hizo lo propio con las del rival. Acuciado por el peligro en banda derecha, el técnico rojiblanco prescindió de Simao para dar entrada a Valera e intentar contener las continuas llegadas lusas. El goteo cesó, el Atlético se rehizo y, aunque sin poder evitar la habitual intranquilidad que da color a sus triunfos, los rojiblancos sellaron el billete a cuartos once años después.