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Copa del Rey

Cuando el Real Madrid viene a la ciudad y el fútbol es una fiesta

¿Cómo vivió Alcoy su gran día futbolístico? La Copa del Rey ha sido una fiesta que la ciudad alicantina ha tratado de disfrutar por todo lo alto.

¿Cómo vivió Alcoy su gran día futbolístico? La Copa del Rey ha sido una fiesta que la ciudad alicantina ha tratado de disfrutar por todo lo alto.
El gran día del Alcoyano

Pocos enfrentamientos coperos han levantado la expectación de la eliminatoria entre el Real Madrid y el Alcoyano, un club pequeño pero con una larga historia y que, gracias a su famosa moral, se ha granjeado la simpatía de toda España.

Las imágenes en las que los aficionados celebraban el resultado del sorteo como si se tratase de un título daban una idea del grado de expectación que se podía generar el día del primer partido de la eliminatoria, así que hemos decidido viajar a Alcoy para ver de primera mano la fiesta.

Y para empezar visitamos el campo, el pequeño estadio de El Collao, agrandado esta vez para la solemne ocasión con un graderío extra. A media mañana se están dando los últimos toques al terreno de juego y a las gradas, y se solucionan cuestiones de última hora.

Las oficinas del club son un frenético ir y venir de personas que hablan por teléfono, se llaman y se buscan. Entre los nervios un hombre le dice a otro "vamos bien, sólo nos quedan detalles". Nos quedamos más tranquilos

"El premio gordo, lo que todos queríamos"

Nos reunimos, robándole unos minutos entre llamadas de colegas e intervenciones radiofónicas, con el presidente del CD Alcoyano, Juan Serrano, que presume de que está al frente de un club pequeño, pero realmente histórico: "Estuvimos cuatro años en Primera y jugamos entonces contra el Madrid e incluso un año, tengo que decirlo, quedamos por delante en la clasificación".

Tal y como nos dice Serrano, en el Alcoyano les gusta "hacer la cosas bien", así que empezaron a trabajar en el partido incluso antes de que se celebrase el sorteo, cuando ya sabían que les iba a tocar "un grande". Pero "una vez salió la famosa bolita" la cosa se volvió frenética: "Ese mismo día ya estuvimos hasta las tantas de la noche". Desde entonces, "no hemos parado hasta el día de hoy".

El Real Madrid era "el premio gordo, lo que todos queríamos", sobre todo porque no hacía tanto que les había tocado el Barcelona, nos comenta el presidente, que valora el impacto económico que la eliminatoria tendrá para el equipo: "Estamos en una categoría que es deficitaria y esto nos ayudará mucho a cuadrar el presupuesto".

Sin embargo, Serrano nos dice, y lo demuestra con sus actos, que el dinero no es lo más importante: los socios podrán ir gratis al partido como premio a su fidelidad después de "un descenso muy duro" – el Alcoyano cayó la pasada temporada de Segunda a Segunda B – y con "la actual situación económica".

Pero lo mejor es la alegría en la calle: "A la gente sólo hay que verle la cara de felicidad, esa sonrisa y esa palmadita que me dan cuando me ven". Es algo que al equipo "le ha venido como agua de mayo", pero que "a la gente también le ha dado alegría en un momento tan difícil".

En cuanto al resultado el presidente no pedía demasiado: "Que podamos tener un rayito de esperanza para ir al Bernabéu y que muchos alcoyanos viajen a Madrid y podamos disfrutar allí de una gran tarde de fútbol".

Con las peñas

Las Huestes Blanquiazules es una de las principales peñas del Alcoyano. Tienen un modesto local en un parque cerca de El Collao y con ellos empezamos la tarde futbolera. A cuatro horas del inicio del partido los socios empiezan a llegar, los niños juegan al fútbol en un rincón (hoy con más razones que nunca para creerse Cristiano o Iker) y los peñistas, exultantes, disfrutan ya del acontecimiento haciendo pronósticos y tomando unas cervezas.

Rafa Martínez es el presidente de las Huestes, que tiene un centenar de socios y se han preparado a conciencia para el partido: "Tenemos como tradición lanzar servilletas – nos cuenta – y aunque este es un partido especial con otras medidas de seguridad hemos conseguido el permiso". Es, como ven, la versión alcoyana de los campos en los que se lanzan rollos de papel higiénico.

Pero eso no es todo: "Hemos comprado bombos nuevos y un megáfono que es una maravilla", nos dice Rafa orgulloso. Es lo menos ante la visita "del equipo más grande del mundo", como afirma este alcoyanista que también se confiesa madridista.

Las Huestes, por cierto, están divididas al respecto: "Yo creo que la mayoría es madridista, pero también hay barcelonistas –dice Rafa– pero ahora todos queríamos que nos tocara el Madrid, porque al Barça lo tuvimos hace tres años". De cualquier modo, ahora todo ha sido mucho más grande: "Ha habido tres veces más interés, más expectación y más movimiento", dice convencido.

En los bares

El bar Nou Colonia está justo frente al campo de El Collao y es lugar habitual de reunión de los alcoyanistas. Tras la barra el joven hijo del dueño luce una camiseta del Alcoyano, sus compañeros, más discretos pero no mucho menos forofos, visten polos del equipo.

Al otro lado de la barra y en las mesas también se ven camisetas, gorras y bufandas –incluso alguna del Madrid– llevados por personas de todas las edades e idiosincrasias: mayores, jóvenes, grandes y pequeños.

Tomando una cerveza están Federico y Pepe. El primero lleva un ‘kit de alcoyanista’ bastante completo que contrasta un poco con su edad, ya más bien avanzada, pero que él luce con tanto orgullo como sus casi 40 años de socio. Es, además, el más optimista de todos: "Tal y como veo al Alcoyano en los últimos partidos el Madrid tiene que tener cuidado, y conste que soy madridista". Más que pronosticar, Pepe pide "ganar hoy y ya nos machacarán en el Bernabéu".

Cada cierto tiempo, y sobre todo si aparece alguna cámara televisiva, la pasión se desborda un poco: gritos de "¡deportivo, deportivo!" que son, al parecer más comunes que "¡Alcoyano, Alcoyano!" y cánticos que, por una vez, no son ni agresivos ni hirientes, como un casi surrealista "¡ese portugués, de Batoy no es!" (Batoy es una barriada popular de la ciudad).

En el campo

Horas antes del pitido inicial ya hay grandes colas en las puerta de El Collao y también decenas de personas acercan a la entrada de autocares para ver entrar a los dos equipos. Bueno, sobre todo para ver entrar al Madrid, como es lógico.

Según van pasando los minutos la gente esperando al autocar se convierte en casi una multitud: cientos esperan soportando el frío sólo para poder echar un vistazo a sus ídolos. Durante la espera entran un par de automóviles con todo el aspecto de coches oficiales. Una mujer a mi lado tranquiliza a sus acompañantes: "Son políticos", aclara con una nota de desdén y los demás entienden perfectamente el mensaje: no tienen importancia.

Mientras, la gente disfruta de todo, de los puestos de bufandas y banderas, de ver y hacerse fotos con algún periodista famoso que ha venido a radiar el partido o de gritar frente a las cámaras que el partido va a acabar con un cuatro a cero a favor de los de casa. Incluso siendo el Alcoyano el equipo de la moral la mayoría no puede reprimir una carcajada al oírlo.

El "tercer anfiteatro"

Pero los más esforzados son alcoyanistas que han subido al "tercer anfiteatro": una ladera junto al campo que ofrece unas vistas razonables del terreno de juego, ya que no está mucho más lejos que la última grada de un gran campo y se ve casi completo el césped.

El "tercer anfiteatro" empieza a llenarse un par de horas antes de que empiece el partido, decenas de personas se ubican al borde de la ladera afrontando un buen batacazo si dieran un mal paso y, sobre todo, un aire frío que corta el aliento.

Los más avispados se traen sillas y toda clase de ropas de abrigo, incluso sacos de dormir con los que se sientan y a través de cuya abertura sacan la cabeza y unos prismáticos. El colmo de la sofisticación es un grupo que ha acercado peligrosamente al borde la parte trasera de una furgonetilla y se ha hecho todo un palco de andar por casa.

Un joven menos audaz pero bien abrigado nos confiesa que ve desde allí todos los partidos del Alcoyano: "El año pasado tenía abono, pero esta temporada no hay pelas", dice. Lo suyo si es, de verdad, afición.

Fácil para el Madrid

Al final, el partido no fue muy bien para el equipo local, incluso sin alguna de sus estrellas más brillantes –sobre todo sin Cristiano– el Madrid logra una cómoda victoria. Pero si les digo la verdad no creo que eso importase demasiado a nadie, como me habían dicho Federico y Pepe, lo que de verdad importaba era "la fiesta y el ambiente" y, más todavía, "el orgullo de tener al Madrid aquí".

Y es que cuando el fútbol es lo que debería ser siempre, una celebración, un espectáculo dentro y fuera del terreno de juego, hasta el que pierde, gana.

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