El mejor momento de Ancelotti en el Real Madrid se produjo en Lisboa, tras ganar la Décima, pero el encuentro que le consagró en el vestuario fue el de Múnich, ante el Bayern de Guardiola. La victoria por 0-4 fue histórica. El plan de Carlo salió a la perfección. Anuló a Ribéry, Robben, hizo inútil el juego de toque del Bayern y ante el Barcelona, equipo similar, el Real Madrid tiene la intención de repetir la misma fórmula.
Estos días en Valdebebas, el técnico italiano ha recordado en muchas ocasiones ese 29 de abril de 2014. En aquella ocasión, el Real Madrid demostró ser un equipo, un conjunto con las ideas muy claras. Ayudas, compromiso, velocidad y jugadas a balón parado son las cuatro patas en las que creen que se puede consolidar la victoria del Madrid en el Camp Nou.
Para ganar al mejor Barcelona de la temporada, en el peor momento del Madrid, Ancelotti considera clave que la BBC se implique más en defensa. Ha habido charla con Gareth Bale, uno de los jugadores clave en el Allianz la temporada pasada. En el galés comienza el plan para frenar al tridente ofensivo del Barcelona. Messi y Neymar abren el campo al máximo. Carvajal y Marcelo necesitarán ayuda y ahí es donde deben formar dos líneas de cuatro. 4-4-2 es la fórmula de Ancelotti. Ante el Bayern, Bale fue un centrocampista más. Ancelotti no quiere retener en exceso la pelota, como pasó en San Mames. Quiere transiciones rápidas.
Carlo Ancelotti ha dirigido cuatro clásicos ante el Barcelona con el Real Madrid. Ha ganado dos y ha perdido los otros dos. Casualidad o no, en las dos derrotas, los blancos jugaron con tres delanteros y en las dos victorias, con sólo dos atacantes. En la final de la Copa del Rey en Mestalla no estuvo Ronaldo. En el partido del Bernabéu de este año, no estuvo Bale por lesión.
En el vestuario saben que un buen resultado en el Camp Nou pasa por sacrificarse y aprovechar las jugadas a balón parado. Son superiores al Barcelona y, ante el Bayern, el propio Ramos marcó dos goles. Ancelotti tiene la idea, los jugadores creen en ella y ahora sólo falta plasmarla en el terreno de juego. Con Modric y Ramos el equipo gana mucho y desde el banquillo, se transmite la tranquilidad. La mariscada del miércoles no es casualidad, al igual que por primera vez en esta temporada, el equipo viaje el sábado cuando juega el domingo a última hora. Es un partido clave. Les puede dar alas, como ya pasó en Múnich.