Menú

Azmi Nassar, el futbolista al que lloraron judíos, musulmanes y cristianos

"En mis equipos he tenido blancos y negros, judíos, cristianos o musulmanes. Todos eran lo mismo: futbolistas".

"En mis equipos he tenido blancos y negros, judíos, cristianos o musulmanes. Todos eran lo mismo: futbolistas".

"No me interesan ni me importan las divisiones raciales o religiosas. Son cosas de los políticos. En mis equipos he tenido blancos y negros, judíos, cristianos o musulmanes. Todos eran lo mismo: futbolistas". Sólo alguien que entiende así el fútbol puede ser seleccionador de Palestina siendo ciudadano israelí. Sólo alguien que entiende así el fútbol puede congregar a judíos, musulmanes y católicos en su despedida.

Es Azmi Nassar (Nazareth, Israel, 3 de Octubre de 1957), futbolista y entrenador, internacional con la selección de Israel, y uno de los primeros jugadores de la comunidad árabe que llegó a la Primera División israelí, en el Hapoel Haifa, a principios de los 80.

Pero fue como técnico donde alcanzó mayor gloria. Primero, dirigiendo diversos clubes de la comunidad árabe-israelí, como el Bnei Sajnin, el Shfar Am, el druso Daliat-El Carmel, o su Macabbi Nazaret, con el que lograría el ascenso a Primera División.

Sus equipos fueron siempre una armoniosa mezcla de orígenes y culturas de la sociedad israelí: judíos, árabes, musulmanes, cristianos, drusos, y por supuesto futbolistas extranjeros llegando de otros continentes.

Aquellos fueron motivos suficientes para, en el año 1998, convertirse en el entrenador de la Selección Nacional Palestina. Pese a todas las lógicas dificultades, Azmi Nassar consiguió que un grupo de futbolistas de la Franja de Gaza y de Cisjordania conquistara la medalla de bronce en los Juegos Panarábicos de Amman de 1999, a los que Palestina acudió como invitado.

Sin duda, contribuyeron a ello las facilidades que tanto las autoridades israelíes como la Federación Palestina le pusieron. No hay que olvidar que para trabajar al otro lado de la Franja de Gaza se necesitaba un permiso especial. Sólo lo reciben quienes realizan tareas humanitarias o militares. Y Azmi Nasser, en una excepción histórica de las Fuerzas Armadas, según afirma el magnífico artículo de Miguel Ángel Lara en Marca.

Tampoco fue fácil que los palestinos le aceptaran. Menos con la Intifada dominando las calles. Pero con su carácter, su trabajo, y también sus resultados, poco importó que en su pasaporte figurara su nacionalidad israelí.

"Los refugiados ganan a los millonarios" fue el titular de un periódico de Jordania, tras el 1-0 con que Palestina se impuso a Dubai durante aquellos juegos Panarábicos.

Una marcha prematura y dolorosa

Azmi Nasser también dirigió al combinado en la fase de clasificación para el Mundial 2002, en la que sólo cedió ante Qatar, pese a que tenía prohibido jugar en casa sus partidos, por la complicada situación. De hecho, no lo haría hasta 2008.

Tras la eliminación, Nasser decidió tomar un descanso. Pero en 2005 regresó a la selección. Todo, como siempre, con una única mentalidad: el fútbol, el balón. Nadie podía imaginar que sólo dos años después, a la edad de 50 años, un tumor cerebral iba a terminar con su vida.

Era un 26 de marzo. Se marchaba el hombre que había crecido en territorio árabe, se había criado en el cristianismo, se había casado con una mujer judía, había conseguido que los palestinos pudieran jugar como selección en partidos oficiales, y todo, con la estrella de David en el pasaporte.

A nadie sorprendió que tres días después en su entierro, celebrado en el cementerio cristiano de Nazaret, estuvieran presente israelíes, palestinos, judíos, musulmanes, cristianos, drusos… rindiéndole un último homenaje a un hombre que había antepuesto el balón, el fútbol, el deporte, la paz, a todos los conflictos.

Temas

En Deportes

    0
    comentarios