Menú

Grant, el futbolista asesino

Su carrera apuntaba, pero nunca terminó de despegar. No se entendía por qué. Años después se supo: era un asesino.

Su carrera apuntaba, pero nunca terminó de despegar. No se entendía por qué. Años después se supo: era un asesino.
Gavin Grant, fotografiado por la Policía tras ser detenido. | Policía Metropolitana de Londres

Esta semana nos sobresaltábamos con la noticia de la condena a cadena perpetua de Aarón Hernández, jugador de los New England Patriots de la NFL. La sentencia: culpable de homicidio en primer grado. Es un caso que ha conmovido al deporte estadounidense; pero desde luego, no es el primero que sucede.

En el mundo del fútbol, quizá el más sonado fuera el de Bruno Fernandes, portero idolatrado en Brasil, hasta que en julio de 2010 se descubrió que había ordenado asesinar a su ex amante. Pero menos conocido, y mucho más cercano, fue el caso de Gavin Grant, futbolista inglés condenado de por vida.

Una carrera prometedora que no arranca

Gavin Renaldo Grant nació un 27 de marzo de 1984 en Brent, complicado barrio al noroeste de Londres. Se formó en el vecino Tooting & Mircham, hasta que a los 20 años se enroló en el Milwall, uno de los clubes con mayor tradición en la Championship, la Segunda División inglesa.

Había grandes esperanzas puestas en él. Su calidad era indudable. No quizá para ser una estrella del fútbol británico, pero sí para ser un jugador importante en segunda y, quizá, algún día dar el salto a Primera. Igual, nunca se pudo comprobar. Su cabeza y su carácter siempre se lo impidieron. Alternaba una magnífica actuación con tres partidos en los que ni aparecía.

Tras varios conflictos con sus compañeros de equipo, se marchó en forma de cesión en diversas ocasiones. Hasta que en 2010 recaló a título definitivo en el Bradford, un club con pasado en la Premier y que en aquellos años se movía entre la segunda y la tercera categoría, con deseos de reverdecer mejores épocas. Comenzó brillando, pero a los pocos partidos se volvió a apagar.

Algo raro sucedía, era evidente. No podía ser que un futbolista que durante cuatro o cinco partidos había demostrado tanto nivel de repente desapareciera. Todo se descubrió el 23 de julio de 2010: Gavin Grant era condenado a cadena perpetua.

Un asesinato y otro posible

El asesinato había tenido lugar en enero de 2004. Justo cuando la carrera de Grant comenzaba a despegar. Jamás despegó. La víctima, Leon Labastide, un joven de 21 años de quien Grant afirmaría que era amigo, para no reconocer su asesinato. Pronto se descubriría que había líos de drogas, dinero y chicas de por medio, lo que había provocado ya varios altercados entre ambos.

Aquella tarde, sin pensárselo dos veces, se presentó hasta la casa donde Leon residía con sus padres, en Stonebridge Park Estate, y le disparó, junto a dos compañeros, en más de treinta ocasiones según el veredicto.

Cadena perpetua fue la condena. Gareth Downie, uno de los amigos que le acompañaba, también fue declarado culpable y cumple 25 años de condena. El tercero, Damian Williams, fue acusado de conspirar en el asesinato.

Pero la historia de Grant no acaba aquí. Aunque jamás se pudo demostrar, también estuvo supuestamente relacionado con otro asesinato. Y sólo un año más tarde, en 2005. Se dijo que él comandó el asalto a tiros a Jahmall Moore, quien fallecería abatido. Incluso hubo juicio. En 2007. Quedó absuelto.

Paralelamente, su carrera como futbolista seguía discurriendo, a un nivel inferior al ajustado a sus características y a su nivel. Finalmente, se supo el por qué; se dio forma al motivo. Lo hizo con las manos manchadas de sangre. Era futbolista, sí, pero también era un asesino.

Temas

En Deportes

    0
    comentarios