Sergio Ramos tiene ahora mismo pie y medio fuera del Real Madrid. Después de diez temporadas vestido de blanco, el sevillano está cerca de fichar por el Manchester United. Aconsejado por su hermano y representante René, el defensa internacional le trasladó al club blanco sus intenciones en las últimas semanas: quiere firmar el contrato de su vida con el Madrid.
Su vinculación profesional con la casa blanca acaba en 2017 y pretende renovarla por tres años más, hasta el 30 de junio de 2020, pasando a cobrar 10 millones de euros netos anuales frente a los 5,5 millones que percibe actualmente. Entiende Ramos que es un jugador fundamental en el club y, en cuanto tiene ocasión, no duda en sacar a relucir el gol de Lisboa que terminó por darle la Décima a los blancos.
Dicho de otra manera: Sergio pretende ganar 50 millones de euros en los próximos cinco años, lo que al Madrid le supondría un desembolso de 100 millones (la mitad para el jugador y la otra mitad para Hacienda). Sin embargo, en la entidad de Concha Espina no están dispuestos a este dispendio.
Hablando en plata: los intereses que ahora mismo le mueven a Ramos son económicos. Quiere más dinero.
Cabe recordar que, hace siete meses, Arrigo Sacchi, quien fuera director deportivo del Real Madrid entre diciembre de 2004 y diciembre de 2005, reveló que Ramos le dijo que pretendía renovar su contrato con el Madrid, pero que el presidente Florentino Pérez le quiere "dar menos".
Nada más conocer estas declaraciones, el defensa respondía al técnico italiano a través de su cuenta de Twitter: "Con todo mi respeto y cariño para Sacchi, no estoy preocupado por mi renovación. Nunca me ha movido el dinero. La felicidad de los míos y la mía propia está por encima de cualquier cosa".
A continuación, el jugador incluía una cita literaria para apoyar su argumento: "De aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo, cabe sospechar con fundamento que será capaz de hacer cualquier cosa por dinero. Benjamin Franklin".
Un año antes, en diciembre de 2013, tras un partido de Liga contra el Valladolid, Ramos ya había dicho que "no voy pidiendo ni renovación ni más dinero". "Siempre he tenido una relación magnífica con el presidente. Igual que he tenido diferencias con mi padre, también con el presi", dijo el central, que después de aquel partido ante los pucelanos quiso regalar su camiseta a Florentino Pérez con dedicatoria incluida.
En definitiva, existen dos antecedentes en los que Ramos aseguraba que nunca le ha "movido el dinero" y que no pretendía mejorar su contrato. Sin embargo, el tiempo se ha encargado de dejar al futbolista en evidencia. Y es que, echando mano del refranero español: "Donde dije 'digo', digo 'Diego'".