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El maestro Osvaldo Zubeldia y su alumno Carlos Bilardo: ganar por encima de todo

El entrenador argentino revolucionó el fútbol mundial en los años 60. Sólo vale ganar, era su lema.

El entrenador argentino revolucionó el fútbol mundial en los años 60. Sólo vale ganar, era su lema.
Zubeldia, como Mourinho, era un ganador nato | Archivo

Hay entrenadores, que más allá de los títulos, dejan un poso permanente en el mundo del fútbol. Este es el caso de Osvaldo Zubeldia, técnico argentino en la década de los años 60 y 70.

Estudiantes de la Plata, equipo argentino, llevaba años dando tumbos sin rumbo por el fondo de la tabla, llegando incluso a descender en 1963, aunque un indulto de la AFA -Asociación del Fútbol Argentino-, anuló los descensos de ese año. Un 16 de enero de 1965, Zubeldia firmó como nuevo entrenador de los Pincharratas -se conoce así a la escuadra rojiblanca por el hecho de que muchos simpatizantes eran estudiantes de Medicina, que solían hacer experimentos con ratas en su actividad académica-. Su llegada, cambió, para siempre, la historia del equipo platense.

La primera medida de Osvaldo en Estudiantes refleja bien su carácter. Evaluó al plantel profesional y lo que vio no le gustó. ¿Solución?: ascendió a los juveniles campeones del tercer equipo al primero. Sin miramientos y sin que le temblara el pulso.

Osvaldo Zubeldia cogió a un grupo de jugadores que estaban achicados y logró convertir a Estudiantes en el primer campeón desde 1931 que no formaba parte de los cinco grandes del fútbol argentino (Boca, River, San Lorenzo, Independiente, Racing) que habían ganado todos los torneos desde los comienzos del profesionalismo.

Zubeldía fue campeón de América con Estudiantes de manera consecutiva en 1968, 1969 y 1970. Además consiguió la máxima gesta deportiva en la historia del club: el título Intercontinental ante el Manchester United en Inglaterra. También ganó el Metropolitano de 1967, piedra angular para todo lo que vino después, y la Copa Interamericana en 1969.

Es difícil encontrar una persona que dejara una huella tan profunda en un equipo como hizo Osvaldo Zubeldia en Estudiantes.

En Colombia también marcó un antes y un después. Con Atlético Nacional de Medellín ganó las Ligas de 1976 y de 1981. Aún hoy lo recuerdan porque su llegada minimizó el fútbol anárquico de los cafeteros y al talento natural de los colombianos le imprimió rigor táctico y disciplina para exprimir al máximo los ya de por sí ricos recursos individuales.

Cuando se le preguntó en Colombia por la base de su éxito, Zubeldia afirmó:

"Revolucioné el fútbol colombiano porque acabé con la siesta. Acabé con los desayunos fuertes y los almuerzos prolongados. ¡A la cancha! A trabajar mañana y tarde"

Esa frase resumen muy bien el tipo de entrenador que era Osvaldo Zubeldia. Trabajador incansable, metódico, no dejaba un sólo detalle al azar, estaba muy encima de sus jugadores, formaba una familia en el vestuario y tenia un poder de persuasión extraordinario -los jugadores salían a morir por su entrenador y convencidos de que el estilo implantado por Zubeldia era la mejor manera de conseguir éxitos-.

El legado de Osvaldo Zubeldia

Pero más allá de los títulos, lo que marcó la carrera de Zubeldia fue su manera de trabajar. El entrenador argentino era un loco del fútbol. Estudiaba minuciosamente hasta el mínimo detalle. Fue Osvaldo el que implantó las dobles sesiones - con una gran preparación física, táctica y estratégica-, las concentraciones antes de los partidos, el análisis minucioso de los rivales, las marcas individuales, el tirar la línea del fuera de juego adelantando la defensa, y la preparación de 'laboratorio' del balón parado.

Fue pionero también en ejecutar los saques de esquina a pierna cambiada para complicar a los porteros cuando la pelota llegaba con efecto, las jugadas de estrategia -como el famoso centro al primer palo para que un jugador 'peine' el balón buscando la llegada de un compañero que entra por sorpresa al segundo palo- eran preparadas con mimo en cada entrenamiento.

Además, Zubeldia creó escuela, dejando discípulos que también marcaron épocas en el mundo del fútbol, como su alumno más aventajado, el 'Narigón' Carlos Salvador Bilardo, campeón del Mundo con la Selección Argentina en México 1986.

Las mañas de Zubeldia y su discípulo Bilardo

Tanto Osvaldo Zubeldia como Bilardo eran entrenadores rudos, a los que el fútbol preciosista no les generaba demasiado interés, sino, más bien, el juego eficaz y rápido, ultracompetitivos, pragmáticos, no les importaba utilizar cualquier artimaña para conseguir la victoria. Todo valía si el triunfo caía del lado de sus equipos.

Muchas son las triquiñuelas utilizadas que se comentan de ambos:

-Alfileres y tierra en los córners: Un buen puñado de los rivales que se enfrentaron a los equipos de Zubeldia y Bilardo, se quejaban que eran pinchados con alfileres en los córners. Echar tierra sobre los ojos del portero rival era otra de las tretas utilizadas en los saques de esquina.

- Oxígeno a sus jugadores en los descansos: El físico era fundamental en los equipos tanto de Zubeldia como de Bilardo. En los intermedios de los partidos, ambos entrenadores administraban bombonas de oxígeno a sus guerreros, para recuperar mejor los esfuerzos.

-Despertar a sus jugadores en medio de la noche para preguntarles a quien debían cubrir al día siguiente: Era tal la obsesión, que tanto Zubeldia como Bilardo, tenían de cada detalle y de la preparación de los partidos, que en muchas ocasiones acudían en medio de la noche a las habitaciones de sus jugadores para asegurarse de que les habían quedado claro la marca individual que debían llevar a cabo en el partido del día siguiente.

-Recomendar a las esposas de sus jugadores que, al hacer el amor, se pusieran encima de ellos para no desgastarlos físicamente.

-Ofrecer tanques de agua a los rivales con sustancias somnolientas dentro: El famoso caso del Argentina- Brasil del Mundial en los octavos de final de Italia 90. Bilardo admitió recientemente que él y su masajista, Miguel di Lorenzo, ofrecieron a los jugadores brasileños botellas de agua con una sustancia que producía somnolencia. El único jugador brasileño víctima de la treta parece haber sido Branco, quien denunció el hecho nada más terminar el partido, en el que Argentina eliminó a Brasil con un gol de Claudio Caniggia tras una espectacular jugada de Maradona. Sin embargo, a Branco nadie entonces le dio mucho crédito, ni siquiera en su país.

Desde los sectores más puristas y los paladares más exquisitos del fútbol, se acusa a Zubeldia y Bilardo de promover el anti-fútbol, de estar más preocupados de destruir el juego del rival que de crear.

Ambos usaban todas las artes humanas para ganar, el engaño, la pelea, la bronca…Construyeron equipos con colmillos afilados, milicianos, dispuestos a morir por su líder y por las victorias. Todo eso es cierto.

Pero tanto el maestro Zubeldia como su alumno más aventajado, Bilardo, al igual que José Mourinho, también fueron unos maestros del fútbol, capaces de inventar un estilo, de ser diferentes, marcar su sello, darlo todo por sus jugadores, convertir a un club modesto en grande...hacer realidad la frase que, allá por 1968 en un bar de la Plata, soltó Zubeldia mientras degustaba una Quilmes:

"La única verdad es ganar. ‘Lo importante es competir’ es una frase hecha para los otarios y creada por los perdedores"

Fue en Medellín donde Don Osvaldo murió. Pocas semanas después de conquistar su segunda liga colombiana, el 17 de enero de 1982, 'El Zorro' Zubeldia dejaba el laboratorio en vida, pero su llama en el mundo del fútbol, aún permanece encendida. Medio siglo después, su escuela sigue generando admiración.

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