Después de 73.889 minutos, 1.015 partidos, 379 goles, 75 asistencias, 47 tarjetas amarillas y cero rojas ha llegado la hora de disputar el último partido de su carrera. Este domingo, poco antes de las 23:00 que comienza el encuentro en España, Raúl González, a sus 38 años, se calzará por última vez las botas como profesional.
Lo hará para saltar al césped del James M. Shuart Stadium de Nueva York y con el objetivo de retirarse como el campeón que siempre ha sido: levantando un título. Su equipo, el Cosmos, se mide al Ottawa Fury FC con el campeonato en juego. "Nada mejor que despedirme como profesional en este marco y con la posibilidad de conseguir otro título", asegura el ‘7’.
Será el adiós de una leyenda, en un escenario de ensueño: en una final, la competición llevada al extremo. Lo que siempre fue el fútbol para un jugador modelo, que no mereció un reproche por su esfuerzo o su comportamiento en las 22 temporadas que estuvo deleitando al fútbol, no solo con su calidad y olfato de gol, también con su actitud.
Raúl ni quiso ni tendrá una despedida de baño y masaje. Busca su título número 22, la final de la NASL, con el reconstruido Cosmos, que siempre fue una última estación de mitos. Hoy se juega la Liga, torneo que no conquista desde 1982.
En el adiós le acompañará Senna, impagable mediocentro de la España campeona de la Eurocopa 2008 y hombre clave en el fichaje de Raúl por el equipo de Savarese. El hispanobrasileño quedó encargado de convencerle, en 2013, por orden del técnico. No le costó demasiado. Desde la grada tendrá el aliento de su padre, su esposa y sus cinco hijos, con los que espera pasear el trofeo si todo sale como prevé. No consta que el Madrid haya enviado embajador al evento y sí está confirmada la presencia del presidente del Rayo, Raúl Martín Presa, que se ha metido en esta aventura adquiriendo una franquicia en Oklahoma.