No se equivocaron nuestros compañeros Vicente Azpitarte y José Manuel Puertas al titular su libro sobre Luka Modric como El hijo de la guerra. El centrocampista del Real Madrid es un experto en poner su calidad al servicio de cualquier batalla y en un partido tan espeso como el vivido ante Turquía, Croacia se llevó la victoria gracias a su líder en la medular.
No fue un partido vistoso, pero dejó varios mensajes para España. El primero que el rival a batir es el que se pensaba en un principio, salvo sorpresa de la República Checa, y el segundo, que Turquía tiene muy poco que ofrecer si Arda Turan no regresa al nivel que se vio en el Atlético de Madrid.
España debutará ante la República Checa sabiendo que Croacia respira tranquila gracias a un pequeño jugador que todos conocen en la península.
Volea para romper el hastío
En muchas ocasiones se suele decir que los partidos más trabados y de mayor dureza en el centro del campo consiguen neutralizar o desconectar a los jugadores de mayor calidad en la medular. En la mayoría de los casos es un fiel reflejo de lo que ocurre con este estilo de partidos, pero con Luka Modric no basta con llenar de minas el terreno de juego.
La primera parte entre Turquía y Croacia fue trabada, con poca fluidez en ambos ataques y con pocos fallos en las dos defensas. Para el espectador, un choque sin ocasiones suele ser sinónimo de aburrimiento, pero los que conocen a jugadores como Rakitic o Modric saben que nunca hay que desesperar.
Faltas, codazos en la cara, tímidas oportunidades más por presencia en área rival que por peligro real… Todo eso se dio en los 45 minutos iniciales de turcos y croatas en el Parque de los Príncipes de París. El aficionado neutral sesteaba y los dos implicados en la batalla se desesperaban. Modric puso fin a su sufrimiento.
Justo antes del descanso,cuando ambos equipos intentaban minimizar sus errores, llegó el 0-1 para Croacia. Los balones aéreos del combinado entrenado por Cacic fueron una constante, no así las segundas jugadas. Justo para paliar ese problema apareció Modric con su calidad para recoger un balón llovido del cielo, marcar los tiempos y golpear con calidad para colocar el balón lejos del alcance del portero Babacan. Golazo.
Turquía se marchó al descanso tocada y echando de menos a jugadores como Arda Turan o Calhanoglu. Sólo apareció Turan y lo hizo en facetas defensivas. La mejor ocasión turca la puso Ozyakup con un cabezazo previo al gol croata. No acertaron, Modric sí lo hizo.
Inoperancia turca
Si el mejor jugador de Turquía acaba en el banquillo en el minuto 63 y no es por problemas físicos es que algo no va bien en el equipo de Fatih Terim. Arda Turan es actualmente una sombra del jugador que deslumbró en el Vicente Calderón. Mantiene el coraje de antaño, pero ha perdido chispa y presencia en el campo.
Con Turan fuera a la hora de partido, Turquía se encomendó a Yilmaz y a jugadas aisladas. Si Croacia no cometía ningún fallo el 0-2 siempre estaría más cerca que el 1-1 y esa fue la tónica durante el resto del encuentro.
Si Perisic o Brozovic hubiesen estado más finos en la definición, Croacia podía haber sumado su primeros tres puntos con más de un gol en su casillero. Los palos y Babacan en alguna que otra ocasión evitaron la sangría de Turquía que fue incapaz de crear peligro ni siquiera en las cuatro ocasiones que Croacia jugó con uno menos por una brecha en la cabeza de Corluka.
Una vez concluida la contienda, que acabó con algún susto para los ganadores por no cerrar antes el partido. es difícil calibrar el nivel real de Croacia viendo lo ofrecido por Turquía aunque de poco importa eso para Modric, Rakitic y compañía. Ellos ya han hecho su trabajo. Ahora le toca a España.