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La crono y el Mont Ventoux marcan la segunda semana del Tour

Froome de amarillo y Quintana a su rueda. Sólo 23 segundos les separan, la mínima distancia entre ellos en los Tours que han disputado.

Froome de amarillo y Quintana a su rueda. Sólo 23 segundos les separan, la mínima distancia entre ellos en los Tours que han disputado.
Quintana y Froome. | EFE

El mismo Tour de Francia de los últimos años, pero distinto. Un guión similar, con los mismos protagonistas claves, pero de una manera extraña. Quintana y Froome. O mejor dicho, en el orden en el que les hemos visto en 2013 y 2015 y en el que, de momento, les vemos: el británico por delante, de amarillo; el colombiano por detrás, esperando su momento.

La organización de la ronda gala quiso evitar que en la primera semana de carrera, con el primer final en alto, el británico sentenciara la general. Por eso, decidieron variar el recorrido y no poner una dura subida como ocurrió, por ejemplo, el año pasado cuando en la décima etapa (ahora llevamos nueve), en la Pierre de Saint Martin, asestó tal golpe que dejó a Quintana, entonces tercero, a más de 3 minutos (en parte, por la pérdida de tiempo por los abanicos también).

Sin embargo, a pesar del puñetazo sobre la mesa en el descenso del Peyresourde, la ventaja es mínima. Esos 23 segundos son, o deberían ser, recuperables por Quintana. De hecho, tanto en 2013 como, especialmente, en 2015, el colombiano fue de menos a más en las tres semanas y en la pasada edición rozó el amarillo con esa subida a Alpe D’Huez. Pero Froome avisó de las dos cosas: de que este año empezaría más flojo para que no fuera tanta la diferencia de forma de principio a final de Tour; y de que no sólo es importante saber subir, sino que los descensos cuentan, y mucho.

Y visto el panorama, razón no le falta. Del primero, Froome, al décimocuarto, su excompañero Porte (que perdió tiempo en la segunda etapa por un pinchazo) sólo hay 2’10" de diferencia. Recuperable, en principio. La cuestión es en donde, teniendo en cuenta de que Froome es el mejor contra el crono y sólo Quintana parece capaz de meterle tiempo en montaña. Aunque para que el colombiano lo consiga la actitud tendrá que ser otra. No le vale con ser una mera garrapata que se agarra a su rueda en las subidas... y luego se despista en las bajadas.

Una opción para el Movistar, de primeras, pasa por volver a intentar lo que buscaron en la etapa del domingo con final en Andorra, donde trataron de poner en jaque al equipo Sky con ataque casi de salida de Valverde, filtrándose en la escapada del día, aunque luego tuvo que dejarse caer para que la fuga pudiera tirar hacia delante. Pero mandar hombres por delante para ser valiente y probar desde lejos. Las gestas se escriben así.

La otra cuestión de una gran carrera, más allá de tácticas, que puede variar por fuerzas de cada uno, son las alianzas. Y ahí, la baja de Contador puede ser clave. Lo avisa el propio Froome: "es un pena (su abandono) pero ya no tendremos que vigilas sus ataques a 100 de meta". Porque a valiente, recuerden Fuente Dé, a Contador pocos le ganan. La otra opción pasa por Nibali, preparándole el terreno a Aru, que es otro que, aunque ha perdido tiempo, acabará yendo a más conforme avance la carrera y será una rueda a seguir en montaña.

De momento, dos españoles, Purito y Valverde se mantienen en el top ten, lamentando el abandono de Contador. Las dos caídas de las dos primeras etapas, unido a la mala noche y a la fiebre que dijo su equipo que tuvo el domingo, han hecho que la Vuelta a España se encuentre, de rebote, con un claro favorito a vestir el maillot rojo en Madrid.

Pero antes de esa última semana hay que afrontar montaña y crono. Por fin llegará la lucha individual. Son 38 kilómetros, el viernes, precedido por el final más duro de esta edición, aunque en formato unipuerto: el Mont Ventoux. Allí donde en 2013 lo intentó Quintana de lejos y donde Froome, sentado, dejó atrás a Contador y cazó al colombiano del que no tuvo piedad. Eso será el jueves.

Dos días claves donde la general quedará bien limpia y se resolverán incógnitas. A sabe: ¿asestará Froome esa gran estocada a la general? ¿Responderá Quintana o será él el que golpee primero? ¿Cuál será el papel de Valverde? ¿Se sacrificará realmente como viene avisando o se mantendrá como una segunda baza buscando un susto en próximos días? ¿La dupla BMC con Van Garderen y Porte colaborará para acabar con el dominio del Sky? ¿Bardet, Dan Martin, Yates, Meintjes… todos estos "nuevos" aguantarán? ¿Está Purito con opciones de luchar por el podio? Lo que ya sabemos es que el español acaba de anunciar su retirada del ciclismo en activo cuando finalice esta temporada con los juegos y la vuelta como últimos objetivos.

Pues si no se resuelven estas dudas entre jueves y viernes, el domingo, con una gran jornada ya rondando los Alpes con final Culoz veremos quien está en condiciones. Hablamos de 6 puertos, el último, Lacets du Grand Colombier, a sólo 14 de meta. Otro final cuesta abajo. Los kamikazes, o quizá meros valientes, tienen ahí su terreno.

El guión no está escrito. Se va desarrollando día a día, con sorpresas y cambios de escenarios que demuestran que esto del ciclismo es algo más que, como piensa alguno, ir sentado y comiendo. Y Quintana, el menudo líder de Movistar, se ha traído su propia pluma para escribir sus mejores líneas ante el mecanógrafo de Froome, que lo lleva todo diseñado en su potenciómetro.

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