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¿Qué le pasa al Atlético de Madrid de Simeone?

El conjunto rojiblanco ha entrado en unas crisis que tiene varios aspectos a tener en cuenta más allá de los resultados.

El conjunto rojiblanco ha entrado en unas crisis que tiene varios aspectos a tener en cuenta más allá de los resultados.
Simeone, emblema del Atlético de Madrid. | EFE

El Atlético de Madrid tiene problemas y, por el momento, Simeone no da con la tecla que ha estado presionando de forma correcta desde 2012 hasta 2016. Malos resultados, falta de juego, pérdida de identidad y falta de contundencia defensiva le están costando muy caro al equipo del Cholo.

En diciembre, y salvo sorpresa mayúscula, el Atlético ya ha dicho adiós a la Liga cuando era una competición en la que el objetivo era seguir "molestando" a Real Madrid y Barcelona. En la actualidad, los rojiblancos deben centrarse en recuperar la tercera plaza para entrar en la Champions de forma directa y no en buscar su segundo título en 3 años. A 12 puntos del líder parece imposible pensar en algo así.

La afición del Vicente Calderón, inmersa en una batalla a favor o en contra del nombre del nuevo estadio y del nuevo escudo de su equipo, espera que los errores del proyecto de Simeone se corrijan, pero para ello hay que identificar primero qué está pasando.

Dudas en el proyecto

Después de la final de Milán, Diego Pablo Simeone confesó a Felipe del Campo, colaborador de El Primer Palo de esRadio, que se estaba pensando la idea de continuar en el Atlético de Madrid. Ese hecho hizo temblar, ya desde ese momento, el proyecto colchonero. Si el líder duda, los soldados también lo hacen, algo que reconoció el propio Griezmann al comentar que llamó al Cholo para ver si éste iba a continuar.

Cuando Simeone ofreció dudas tras perder su segunda Champions en tres años, la mentalidad del equipo se resintió. Nunca antes se había vivido un verano de incertidumbre en torno a la figura del entrenador argentino ni tampoco se había hablado del "desgaste" del proyecto.

La final de San Siro dejó heridas aún más graves que la perdida en Lisboa de 2014 y el Atlético, a nivel mental, sigue recuperándose de otra derrota cruel y dolorosa.

Cambios en la defensa

La zaga del Atlético de Madrid ha sido, sin duda, la mejor de Europa en los últimos años. Su sobriedad y su capacidad para repeler auténticos bombardeos en el área de Oblak y antes de Courtois fueron vitales para convertir al Atlético en el mejor equipo defensivo del mundo.

La salida de Miranda en 2015 dejó paso a la irrupción de José María Giménez que formó junto a Juanfran, Godín y Filipe la retaguardia atlética. En el presente curso, como ya ocurrió en San Siro, Savic apareció en escena para variar el cuarteto habitual y pese al excelente rendimiento del montenegrino, un ligero cambio en la zaga ha dado lugar a ciertas dudas sobre la misma.

Savic ha hecho un buen papel junto a Godín, pero el Atlético ha recibido más goles de los habituales y el murmullo acerca de la ausencia de Giménez ha sido constante. Hasta el presente curso nadie había puesto en duda si la defensa de Simeone era la adecuada o necesitaba un cambio en cualquiera de las demarcaciones.

Modificaciones en el estilo

El cambio de Koke al doble pivote fue anunciado por Simeone hace tiempo, pero en la temporada 2016/2017 es cuando se ha podido ver esa variación. La lesión de Augusto y los problemas de Tiago abrieron la puerta para una pareja Gabi-Koke que pareció funcionar en los meses de septiembre y octubre.

El Atlético pudo introducir en el once a Yannick Carrasco que fue la sensación de la Liga hace en plena racha positiva de los madrileños, pero con el paso de los partidos Simeone tuvo que cambiar de plan.

El Cholo se dio cuenta a base de malos resultados, concretamente el 0-3 ante el Real Madrid, que necesitaba volver al Atlético 1.0 con Gabi y Tiago en la medular. El equipo nunca había dado sensaciones de vulnerabilidad con esta pareja y el argentino dejó de experimentar buscando un mejor juego para centrarse nuevamente en el estilo que le había dado sus mejores frutos en el banquillo del Calderón.

El cambio funcionó en varios partidos, pero Espanyol y Villarreal han vuelto a asestar un golpe certero a la línea de flotación rojiblanca. Tanto cambio en el estilo da la sensación de haber enturbiado la idea del Atlético y los jugadores se sienten perdidos en momentos decisivos de los encuentros.

Desaparición de sus estrellas

Si alguien tuviese que escoger tres futbolistas que el año pasado brillaron en el Atlético seguramente dirían Koke, Saúl y Griezmann. Los tres dieron forma al ataque del conjunto colchonero durante un curso entero y su alto rendimiento llevó a los suyos hasta la final de la Champions.

Si Koke está bien, el Atlético funciona desde la medular. Es el encargado de dar claridad al juego y su cambio de la banda al doble pivote le ha restado presencia en la parte alta del ataque. Sus asistencias a balón parado y en movimiento hace tiempo que se echan de menos por el Manzanares y eso provoca falta de fluidez en un estilo con alguna que otra carencia a nivel de verticalidad.

La segunda línea rojiblanca fue, por otro lado, territorio de Saúl Ñíguez la temporada anterior. El canterano sumó despliegue y goles en un año magnífico, pero actualmente no tiene ni siquiera el puesto de titular asegurado. Problemas musculares y un mal inicio le están lastrando.

Koke y Saúl están por debajo de su nivel y lo mismo le está ocurriendo al goleador del equipo. Si Griezmann no marca será muy difícil que el Atlético compita por algo esta temporada. Al francés se le caían los goles de los bolsillos hasta que hace unos meses entró en una mala racha a nivel de juego y de tantos. Su presencia en el juego ha bajado y su eficacia goleadora más de lo mismo.

Griezmann lleva ocho partido sin marcar en Liga, su peor marca desde que aterrizó en Madrid.

Falta de resultados

No sería la primera vez que el Atlético ha contrarrestado su falta de juego o verticalidad con victorias basadas en su oficio. El cuadro de Simeone tenía como una de sus mejores armas la tranquilidad de saber que con una buena defensa, el gol acabaría llegando a balón parado o en una jugada aislada. Muchos partidos de la era Cholo han acabado con 1-0 o 0-1 para los rojiblancos.

A día de hoy, el Atlético ni juega bien ni gana cuando no lo hace. Las jugadas ensayadas brillan por su ausencia y el balón parado apenas ha dado puntos este año. Si los goles no llegaban a base de jugadas lo hacían con un córner o con una falta, pero las estadísticas actuales reflejan que ese aspecto del juego le está dando la espalda al Atlético.

Desgaste en el mensaje

Cuatro años con un entrenador como Simeone pueden desgastar a cualquier plantilla. No es una opinión aislada, es un hecho constatado a nivel psicológico y reconocido por el propio argentino. "Hay que ir renovando la plantilla porque el mensaje del entrenador entra mejor en mentes frescas que en otras que llevan escuchando lo mismo de la misma persona durante mucho tiempo", llegó a decir Simeone en una entrevista.

Nadie duda de que el Cholo, gracias a su intensidad y competitividad, ha sido el creador del Atlético ganador que hemos visto durante las últimas temporadas, pero como todo en la vida, el desgaste acaba llegando. De la plantilla y del propio Simeone dependerá el hecho de renovar la idea o volver a refrescar la esencia de un ADN rojiblanco que les ha colocado en lo más alto del fútbol mundial.

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