Un posible delito de estafa ha hecho que la camiseta utilizada por Borja Oubiña en el partido de los octavos de final de la Champions League que el Celta jugó contra el Arsenal en Balaídos el 10 de marzo de 2004, se convierta en la principal protagonista de un juicio.
La trama es digna de una película de Almodóvar. Tras hacer historia y disputar por primera vez la Champions League, un mítico gol de José Ignacio en San Siro dio el pase al Celta a los octavos de final. La victoria por 1-2 ante el Milán en el último partido de la fase de grupos clasificó a los olívicos.
En octavos al Celta le tocó un duro rival. El Arsenal de los Henry, Bergkamp, Vieira o Pires. Con Antic en el banquillo –sustituyó a Lotina–, el Celta cayó 0-2 en el partido de ida disputado en Balaídos.
A pesar de la derrota y la eliminación, el partido contra el Arsenal fue especial para muchos seguidores célticos. Uno de ellos, tenía una ilusión. Conseguir la camiseta oficial con la que Borja Oubiña –santo y seña del Celta– jugó ese partido.
El mencionado seguidor buceó por internet y se encontró con una sorpresa: un vendedor ofrecía la camiseta oficial del Celta con la que Borja Oubiña disputó el partido ante el Arsenal. Era su día de suerte. Tras pagar los 350 euros que el vendedor exigía para deshacerse de tan preciado botín, recibió por correo su ansiada reliquia.
Tras examinar la camiseta, el comprador empezó a experimentar sudores fríos. El logo de la Champions venía cosido a mano y no parecía real. Tras sentirse estafado, el hincha presentó una denuncia. En el posterior juicio, se ha descubierto el pastel. La camiseta original con la que jugó Borja Oubiña ese partido la guardaba como oro en paño su madre. Además, la camiseta con la que Oubiña disputó el duelo contra el Arsenal era la talla L, mientras que la que ofrecía el pícaro vendedor era una XL.
Tras confirmarse que la camiseta que adquirió el seguidor céltico no es la original, el juicio continúa. Ahora se está estudiando el anuncio donde se ofrecía la camiseta para ver si se ajusta a la realidad. El delito de estafa sobrevuela la sala.