Superado el ecuador del campeonato, el Mundial de Fórmula Uno aterriza en Alemania con muchas dudas sobre las decisiones que la FIA ha tomado en los últimos grandes premios. Dudas sobre si Fernando Alonso será capaz de engancharse de nuevo a la lucha por el título y si el alemán Sebastian Vettel conseguirá volver a ser, esta vez en su tierra, el piloto número uno de la escudería Red Bull. Quien parece que no tiene muchas dudas es McLaren y sus dos pilotos, Jenson Button y el eterno protegido Lewis Hamilton. Pero vayamos por partes.
Desde Ferrari se han mostrado bastantes optimistas y están convencidos de que todavía hay margen para ganar el Mundial. Restan nueve grandes premios en los que los de Maranello deberán afinar la máquina y cruzar los dedos para que Charlie Whiting no haga de las suyas y deje que las carreras se corran en el trazado y no en los despachos del paddock. De no haber sido por los malos resultados de Valencia y Silverstone, motivados por las injustas e interesadas decisiones de la FIA, Alonso estaría más cerca de Hamilton y no a casi 50 puntos del líder. Sin embargo, el asturiano confía en las mejoras que ha experimentado el F10 y en las novedades aerodinámicas que el equipo italiano ha preparado para Alemania. Ahora sólo hace falta que el ovetense saque la rabia que lleva dentro y que recupere el pushing, la magia que este año ha estado un poco escondida.
El piloto español no es el único de los candidatos al Mundial que tiene deberes pendientes. Sebastian Vettel necesita superar a su compañero Mark Webber y recuperar su puesto dentro de la escudería Red Bull, y además, hacerlo en casa ante la mirada de sus seguidores. Por lo pronto, el gran patrono de la escudería austriaca, Dietrich Mateschitz, ha garantizado personalmente que sus dos pilotos tendrán igualdad de condiciones en Hockenheim y los próximos grandes premios, con el fin de evitar que la guerra interna entre sus hombres termine con las aspiraciones de Red Bull.
Más tranquilos están en el box de la escudería de las flechas plateadas. Sus dos pilotos mandan en la clasificación general y, aunque reconocen que el McLaren está todavía un poco por detrás del Red Bull, la regularidad y el trabajo continuado en la mejora del coche les ha dado sus frutos. Aunque no podemos obviar, por supuesto, los guiños hechos por los comisarios de la FIA a su ojito derecho, Lewis Hamilton. En Alemania la escudería anglo-germana probará un nuevo turbodifusor que esperan sea suficiente para mantener el liderato.
El escenario del GP de Alemania
El circuito de Hockenheim vuelve al calendario después de un año de ausencia. El trazado alemán ha cambiado mucho desde su creación en 1939, poco o casi nada tiene que ver el actual circuito rehecho por Hermann Tilke al diseño original que tantos buenos momentos ha dado a los amantes de este deporte. El óvalo, de casi siete kilómetros de longitud, es desde 2002 un circuito tipo como todos los que hace Tilke. Combina una parte rápida con fuertes frenadas y otra más virada y lenta, que pondrá a prueba la elección en la apuesta a punto de los equipos, que deberán acertar con los reglajes.
El otro aspecto externo a los pilotos será sin duda el comportamiento de los neumáticos. Hockenheim se caracteriza por tener un asfalto bastante abrasivo, y en este gran premio Bridgestone ha decidido llevar la combinación de gomas más arriesgada de la temporada: compuesto duro y super blando. Las altas temperaturas que se esperan en Alemania este fin de semana convierten en una incógnita la durabilidad del neumático por lo que las escuderías deberán afinar las estrategias en carrera.
Con toda la información encima de la mesa, esta vez toca creer que es posible que Alonso vuelva a lo más alto del podio, adonde sólo ha subido una vez esta temporada, en el gran premio inaugural de Bahrein. Sería la mejor manera de contestar a la FIA y a su amigo Hamilton.
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