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Las excentricidades de los Harlem Globetrotters conquistan Madrid

Los Harlem Globetrotters han cautivado a base de acrobacias con el balón y una serie de excentricidades varias al público madrileño, aproximadamente unos 9.000 espectadores que se dieron cita en el Teléfonica Madrid Arena, situado en el Recinto Ferial de la Casa de Campo. El equipo volvió a medirse con éxito frente a su eterno rival desde 1995, los New York Nationals, ya acostumbrados a las extravagancias de los Harlem Globetrotters, que este año celebran su 81 aniversario y que desarrollan su 56 gira mundial, contando siempre con el público como aliado.

L D (EFE) Si alguien acudió al Telefónica Madrid Arena con la intención de ver un partido de baloncesto al uso, se equivocó. Lo de esta vez se podría resumir como una combinación entre deporte y espectáculo, que se hizo evidente desde los primeros compases, cuando los Trotamundos de Chicago realizaron un peculiar calentamiento. Con la que se ha convertido como su banda sonora particular durante sus 81 años de historia, el Sweet Georgia Brown, los Globetrotters amenizaron una serie de pases con matices circenses que sirvieron como primer plato de lo que a continuación se iba presenciar. Sin duda, una primera toma de contacto con el baloncesto más excéntrico del planeta.

Showtime Gaffney, quien llevaba un micrófono en la camiseta, fue el primero en captar la atención del respetable, que tuvo problemas para aguantar la risa. Gaffney se encaró al árbitro con una silla en la mano, robó una bolsa de patatas a un niño y birló el bolso a una señora del público, a la que luego invitó a bailar en el centro de la pista. Junto a él, el capitán del grupo, Shan Christensen, considerado como uno de los mejores dribladores de todos los tiempos por su espíritu innovador e incansable. Él fue quien secundó las bromas de Gaffney en todo momento y quien adoctrinó a varios niños sobre como girar un balón sobre el dedo índice de su mano.

Menos agradables fueron, aunque siempre dentro del tono cómico del espectáculo, los remojones a los que sometieron a parte de la grada como consecuencia de un empleo alternativo del agua del banquillo. Tampoco debió pasarlo bien el colegiado, Barry Terry, quien habitualmente tiene que soportar las burlas de los Harlem. No se puede negar que los Globertrotters no han perdido la esencia que fundó el equipo, cuando Abe Saperstein ideó una plantilla para animar los intermedios del famoso salón de baile "Savoy" de Chicago, en 1926, que después entraría en competiciones profesionales precursoras de la NBA.

Por brillar, deslumbró hasta la mascota, Globie, un atleta olímpico disfrazado con la indumentaria rojiblanca de los Harlem Globertrotters y cuya cabeza la cubre una bola del mundo. Antes del encuentro dejó boquiabiertos a los asistentes con sus piruetas y contorsiones, la base de sus coreografías. Los Globertrotters ganaron 73-48, además de llevarse la ovación final del respetable.

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