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El Barcelona sufre para seguir vivo

Los azulgrana remontan en tres minutos el gol de Aduriz. Mascherano salvó la victoria en el descuento.

Los azulgrana remontan en tres minutos el gol de Aduriz. Mascherano salvó la victoria en el descuento.
Iniesta, Xavi y Messi, tras encajar el gol | EFE

Con dudas. Con muchas dudas. Así se presentaba el encuentro entre el Barcelona y el Athletic. Un partido que hace unas semanas se contabilizaba como aplazado, pero que tras la peor semana en años del conjunto azulgrana, finalmente se tuvo que disputar. Y dudas, sobre todo, por los aficionados. No sabían si pitar al equipo, al entrenador o a las estrellas. Al final, decidieron repartir los silbidos. Pero también los aplausos.

Porque el cuadro que dirige Gerardo Martino dio opciones a todo tipo de cábalas. Empezó dubitativo, casi arrinconado por un Athletic que plantaba cara y mostraba y demostraba por qué son los cuartos de la tabla, los primeros de los mortales. Pero ahora, ya más preocupados. Sólo tres puntos les separan de un Sevilla que parece Pantani subiendo y rematando a sus rivales.

Adormilado el equipo de Martino. Messi no aparecía. Lo hizo a los 20 minutos, para asociarse con Xavi e Iniesta. Pero ninguno estaba. Acostumbrados a ganarlo todo, perder la opciones en Champions, prácticamente en liga y caer en la final de la copa, no es un menú fácil de digerir. Cabizbajos, sin ganas, sin mordiente. Hasta que Pedro y Alexis dijeron que ya estaba bien, y que ellos querían jugar al fútbol.

Muchas ocasiones y dos palos

Muchas bajas en los locales. Piqué, Puyol, Valdés, Alba y Neymar lesionador, más Busquets sancionado. Aún así, rearme del equipo y con Cesc en el banquillo, los dos extremos abrieron el partido. No así el marcador, con un inspirado Gorka Iraizoz que se empeñó en desbaratar todas y cadas unas de las jugadas. Y si no llegaba él, era porque Messi estaba en fuera de juego. Gol bien anulado.

La otra opción para evitar un gol es la madera. Primero la aprovechó Pinto, que hecho una estatua, vio como la magnífica chilena de Aduriz -iba para gol de la temporada- se estrelló en el palo, y su rechace, a los pies de Susaeta, ya sí pudo sacarlo. Acto seguido llegaría el larguero del Barcelona. Pase en profundidad para Pedro, y éste en horizontal a Alexis que sólo tenía que empujarla. Pero se nota que cuando el clima no ayuda, las cosas no salen. A ellos no les pitaban. Pero no ayudaba la situación general. Así que el chileno, tras la chilena de Aduriz, mandó el cuero al travesaño.

Los goles llegaron en la segunda parte

Con el 0-0, el partido se dirigió al túnel de vestuarios. 22 jugadores corriendo, partiendo el campo en mitades y por momentos. Ahora el Athletic, ahora el Barça. Y turno para la réplica. Hasta que arrancó la segunda parte. Ahí apareció Bartra para cometer un error. Inocente, quiso salir con el pecho, no llegó, se resbaló, y balón franco para Aduriz.

En la frontal, el delantero rojiblanco vio que Alves no le entraba y que Bartra había abierto hueco. Allí asestó el primer golpe. Minutos después, casi llega el segundo. Pero se señaló fuera de juego de Susaeta, que había aprovechado un rechace que Mascherano, entre pecho y rodilla, no acertó a despejar. Y todo ello, dentro del área.

Dos errores, casi dos goles. Pero este Barça, a pesar de los fallos de cara a portería, tiene gol. Vale que Messi, Pedro y Alexis no marcaron. Hasta que tocó arrebato. Fue entonces, mediada la segunda mitad de la segunda parte, cuando mejor suele jugar el Athletic, que el Barcelona encontró el hueco.

Remontada en tres minutos

Tuvo que ser Alves, el más criticado por la afición. Y el que más critica a su afición, claro. Arrancó en la derecha una jugada personal para servirle en bandeja el balón a Alexis en el punto de penalti. Éste, de primeras, le da mordida, pero dirección portería, y el jugador con más hambre de este equipo, Pedro, mete la pierna para desviar el balón y subir el primero.

Se contagió el equipo, y apenas dos minutos después, balón largo para Messi, que en carrera sólo puede ser parado en falta. Le podría haber costado la expulsión a De Marcos, ayer lateral derecho. Se quedó en amarilla. Dos veces llegó el Barcelona lejos de la zona de influencia de Laporte, dos goles. Con el galo, un muro.

Falta que señala Martínez Munuera de De Marcos en la frontal, justo en el borde del semicírculo. Sin Xavi, ya sustituido por Cesc, nadie le discutiría la opción a Messi. En la primera parte la lanzó fuera. Silbidos en su contra. En esta ocasión, no. Fuerte, a media altura y al palo del portero, que tapado por varios jugadores, no pudo verla salir. 2-1 en tres minutos.

El cuadro culé se veía lanzado. Sabía que era su momento. Aumentó revoluciones, y con un resbalón de Iraizoz, cuando Alves le presionaba, casi llega el tercero. Pero el brasileño, en su ímpetu acelerado provocó falta y truncó la opción. Antes, Aduriz mandó un balón al travesaño desde fuera del área. Como lo intentaría también Mascherano, poco ducho en estas lides. Arrancó él mismo la contra. Y la finalizó él también. Ni a Messi ni a Pedro, que arrastraron a la defensa.

Mascherano evita el empate

No es un mejor opción, buscar el gol. Él está para salvarlo y evitarlo. Como tampoco Pedro, pasado de revoluciones, suele ser un hombre que haga faltas. Muy dura la que cometió sobre Muniain, minuto después de hacerla sobre De Marcos. Amarilla para el canario. Ya decimos que este equipo está muy raro.

Pero el partido no estaba decidido. Un gol, un solitario gol, y todas -las únicas- opciones de hacer algo esta temporada se irían al traste. Y casi sucede. Minuto 90, rozando el final. Balón franco que le llega a Mikel Rico desde la izquierda. Sólo tiene que empujarla, a dos metros de la portería. Pinto, batido, se lanza hacia el otro lado. Y aparece Mascherano, salvador, para parar ese balón con el pecho. El público respiró, y, al menos, por una semana más, siguen creyendo. No saben por cuánto, pero al menos, tras noventa minutos, los silbidos, e incluso pañolada tras el 0-1 se cambiaron por aplausos.

En el camino, un gesto de Messi que pudo pasar inadvertido, pero que no gustó. Tello fue egoísta en una jugada en la que se marchaba sólo, pero que al final, entre Laporte, que le molesta lo justo, Gorka, que sale a tiempo, y De Marcos, que despeja, evitan el gol. Messi, impasible, miraba desde su derecha como no se la daba. Al minuto, como gesto vengativo, fue el propio Messi el que no abrió para un solitario y desmarcado Tello. Un gesto que no tiene que empañar la victoria del Barcelona. Que sufrió, y mucho, para poder decir que siguen vivos.

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