No iba a ser fácil. Eso lo tenían claro en el cuadro azulgrana. Por esa razón, en El Madrigal el Barcelona ha tirado de paciencia. De la buena, de la que no escasea. De esa que antes tenían y sabían usar. Y ante el Villarreal ha vuelto a salir. Pero también el hambre y las ganas de ganar. Y la cantera, que vuelve al rescate del Barcelona con el gol de Sandro.
El dominio lo tuvo el Barcelona, con un inicio fulgurante. Estaba claro que ese ritmo no se podía mantener todo el partido, por lo que el Villarreal supo atrincherarse, con un trivote en el centro del campo que impedía las acometidas azulgrana. Por banda, vía libre. Sobre todo por el costado de Alves, aunque sus centros (eso nunca cambia) no encontraban rematador.
Munir y Pedro, los que acompañaron a Messi, se asociaban bien con Alves, pero no conseguían encontrar el espacio necesario. Sin embargo, la más clara la tuvo el Villarreal con un córner en corto que no toca nadie y que Víctor Ruiz, en el segundo palo, hizo lo más complicado: enviar el cuero por encima del larguero, estando a menos de un metro.
Ocasiones claras para ambos equipos
Antes, Messi pudo haber marcado el primero, pero Asenjo estuvo atento al lanzamiento de una falta escorada y mandó el cuero al palo. Ésa, y un posible penalti de Mario sobre Pedro, lo más potable de un Barcelona al que el paso de los minutos no le ponía nervioso.
En la segunda parte, el Villarreal se echó adelante en busca de asustar al Barcelona. Y lo hizo en un par de ocasiones en las que se vio a un Claudio Bravo titubeante. Pero Piqué, que parece que vuelve por sus fueros, estuvo soberbio. Igual que Luis Enrique, que le mandó un mensaje claro a Del Bosque. Porque lesionado no está. Incluso está en su mejor momento, desde hace tiempo. Al menos por lo visto en El Madrigal.
Los cambios mejoraron al Barcelona
En estas que sale Xavi Hernández. Se fueron Munir, Pedro y Rafinha. Entraron Sandro, el autor de gol; Neymar, el que empieza la jugada del tanto; y Xavi, el cerebro que pone la maquinaria a funcionar. Ya no pudo hacer nada Víctor Ruiz, que antes salvó un par de ocasiones, sobre todo una de Neymar, sobre la misma línea de gol.
La consigna estaba clara en el Barcelona. Pisar línea de fondo y poner el cuero atrás, al punto de penalti. Así lo intentaron por medio de Messi y Neymar. Pero no llegaba el tanto. Hasta que Rakitic da un paso adelante, cediendo el espacio para Xavi, Ellos tocan, con calma, hasta que le cae el balón a Neymar en la frontal. Como el que tiene duende, encuentra un sitio donde nadie lo veía y se la da Messi. Pisa área, se frena y rompe a Víctor Ruiz. Levanta la cabeza, y ahí aparece otro canterano. Tras Munir, era el día de Sandro. Y éste lo aprovecha.
Gol, otros tres puntos y la portería sigue sin recibir gol. Aunque casi es Mathieu el que se lo marca en propia puerta. Un defensa siempre tiene que tocarla y evita el gol. Y así lo hace el galo, que despeja hacia su portería, con la suerte de que toca en el palo de Bravo. Ésa es la primera. Después una gran jugada de Villarreal que acaba con el cuero cruzándose por el área del portero chileno, sin que éste haga nada.
Trigueros, Bruno y Pina trataban de dar un paso adelante. Y lo hicieron, guiando a Gio hacia la portería contraria. Pero no lo conseguían.
Vuelve el hambre al Barcelona, y con Xavi de director, los últimos minutos fueron un monólogo azulgrana. Messi abrazó el balón, y nadie se lo iba a quitar. Capitán en El Madrigal, se echó al equipo. Ahora corre y defiende. Ha vuelto el argentino. O al menos, trabaja para ello. De momento, con el parón liguero, han hecho los deberes.