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La fórmula del Atlético se diluye ante el Celta

Dos goles aéreos no fueron suficientes para darle la victoria al conjunto rojiblanco, que empató a dos en casa.

Dos goles aéreos no fueron suficientes para darle la victoria al conjunto rojiblanco, que empató a dos en casa.
Ansaldi chuta delante de Sergio. | EFE

Toque, toque y más toque contra juego directo y poderío rematador. Con esas credenciales saltaron al terreno de juego Celta y Atlético de Madrid en un Vicente Calderón que quería y necesitaba ver una victoria de los suyos para olvidar Atenas y también para dejar atrás el mal juego visto ante el Eibar en la segunda jornada.

Arrancó bien el Atlético con Raúl Jiménez y Griezmann intentando hacer olvidar al lesionado Mandzukic, y con Arda y Koke repartiendo juego. Por su parte, el Celta realizó una primera parte casi perfecta ya que jugó todo lo bien que se puede jugar al fútbol y dejando claro que esta temporada pueden dar mucho de qué hablar si la defensa se mantiene firme a tan bonita apuesta futbolística.

Como el fútbol a veces es justo, el premio al mejor espectáculo se lo llevó el Celta y lo hizo de una manera poco estética. Centro al área, Godín y Moyá se confían y un toque de espuela de Pablo Hernández acabó en gol y dejó con cara de no saber qué había pasado al defensa, al portero y a todo el Calderón. Gol en contra y situación complicada.

Con 0-1 en el luminoso y con la grada preocupada, el Atlético mejoró aunque sin acierto de cara a portería. Si no hay opción con una jugada, ya sabemos lo que hacen los rojiblancos. Y lo hacen a la perfección. A balón parado llegó el empate de Miranda que puso el pie para desatascar el partido y poner el 1-1. De central a central y marco porque me toca. Diez minutos después, gol de Godín y 2-1. Visto y no visto, balón por el aire y bomba de oxigeno para el Atlético de Madrid.

Al descanso se llegó con un Atlético desatado y con un Celta incapaz de saber cómo se podían ir perdiendo a los vestuarios tras una gran primera parte.

El primer acto fue entretenido por el movimiento en el marcador y el segundo comenzó a lo grande, pero para el Celta. Penalti por error de Miranda y gol de Nolito. Empate a dos y el partido que comenzaba de nuevo con un Atlético obligado a desnivelar la contienda. La obligación se convirtió en misión para el equipo de Simeone, aún en la grada por sanción, y lo intentaron de todas las maneras posibles.

Segundo periodo, rojiblanco

La segunda parte fue rojiblanca de inicio a fin y el Calderón ayudó a convertir cualquier ataque en casi una ofensiva militar. En otra jugada a balón parado llegó un nuevo gol para el Atlético aunque anulado. Raúl Jiménez se anticipó al portero, marcó y se dio cuenta rápidamente de que el línea había levantado el banderín. No fue, ni mucho menos, la tarde del delantero mexicano que poco después falló una ocasión muy clara con todo a favor para poner el 3-2.

La grada apretaba cada vez más y aumentó los decibelios en un momento determinado, un mal momento para la afición que vio como Griezmann abandonaba el terreno de juego para dar entrada a Raúl García. La afición quería a un Raúl dentro y a otro fuera aunque Jiménez se mantuvo en el campo.

Con centros aéreos lo siguió intentando el vigente campeón de Liga. Incluso uno de ellos de Koke se envenenó de tal manera que Sergio, portero del Celta, tuvo que salvar el marcador para su equipo con la mejor intervención del día aparte de otra a Tiago en la recta final. Es cierto que los vigueses jugaron mejor en la primera mitad, pero con sólo dos disparos, uno de ellos de penalti, se llevaría un premio excesivo ante el aluvión del Atlético en el segundo acto.

Ni la salida de Cerci ni los enfados de la afición por algún posible penalti y otro gol anulado más a Raúl García cambiaron las cosas para un Atlético cuya fórmula, goles a balón parado y buena defensa, no le salió bien esta vez.

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