Joan Laporta saca las garras. El precandidato a la presidencia del Barcelona ha cambiado su estrategia electoral en pocos días. El Laporta suave y conciliador, que se pudo ver en los primeros días tras confirmar que, finalmente, se presentaría como candidato a la presidencia, ha dejado paso a un Laporta mucho más agresivo.
El expresidente azulgrana ve como las encuestas dan, de momento, ganador a Josep María Bartomeu, y empieza a ponerse nervioso. Muy nervioso.
Tras anunciar un acuerdo con Pogba, lo que sin duda le da un empujón en lo deportivo importante en la carrera electoral, ahora quiere colgarse la medalla política.
Joan Laporta abre la puerta del Camp Noy o a los actos deportivos a la bandera estelada, manifestación que supuso que la UEFA abra un expediente a la institución culé. El organismo podría multar con hasta 60.000 euros y el cierre parcial del Camp Nou por las enseñas que los seguidores blaugranas ondearon en la final de Champions League de Berlín.
"Todos los aficionados que van con la senyera y la estelada es porque tienen un compromiso con el país. Hay que aceptarlo. Soy el precandidato que más defenderá que no haya sanciones por llevar la estelada. Si los socios quieren que no nos sancionen, lo mejor que pueden hacer es votarme a mí", comenta antes de añadir: "Un bien preciado es la libertad de expresión y hay que respetar todas las banderas. Luego, hay otras que transmiten violencia, como las esvásticas. La estelada es un sentimiento y no transmite ningún tipo de agresión. Así hay que explicárselo a la UEFA y a la FIFA".
El precandidato, además, empieza a ver fantasmas, antes, incluso, de llegar a la presidencia. Según Laporta, la sanción está dirigida desde las altas esferas, y apunta a un hombre, Miguel Cardenal:
"Posiblemente la sanción está dirigida por otros estamentos a parte de la UEFA. Evidentemente que el deporte es política, y el primero que hace política con el deporte es el Secretario General para el Deporte. Es normal que cuando hay un éxito deportivo los jugadores sean recibidos por el presidente de turno. En todos los países del mundo se hace política con el deporte. Desde Cataluña no somos menos. Teniendo el Barça es normal que es sucedan estas cosas. Lo que no es normal es que un Secretario General para el Deporte vea bien una sanción para un club que está dentro de un estamento español. Es un comentario desafortunado".
Por último, y refiriéndose al caso FIFA, Laporta da una solución: territorializar La Masía: "Nosotros cumplíamos la normativa y me adaptaba a los cambios. Lo que no hacía era incumplir la normativa cuando me avisaban de que la estaba incumpliendo".
Joan Laporta, viejo zorro, ha comenzado a sacar sus mejores golpes en el sprint final de las elecciones culés.