Semblante serio y algo avinagrado. Sergio Ramos habló en los micrófonos de Cuatro, para, realmente no decir nada. Negó estar negociando con el Manchester United, ni con ningún otro equipo, y con un escueto 'Todo muy bien', zanjó el asunto.
El de Camas, una vez más, tuvo la oportunidad de silenciar los rumores que le sitúan fuera del Real madrid, y una vez más, no cerró la puerta a su marcha al no confirmar que seguiría vistiendo de blanco la próxima temporada.
La situación parece enquistada y habrña que ver como evoluciona en los próximos días, claves para el futuro de un Sergio Ramos, que con su actitud está levantando ampollas en muchos de sus fieles seguidores. El filtrar su descontento con el Madrid a sus amigos de la prensa, el hecho de hacer 'pública' su renovación, en vez de tratarla en privado con la cúpula de la directiva blanca, el exigir más dinero o pedir traspaso, ha dejado, pase lo que pase, a uno de los buques insignia de la afición madridista, tocado y casi hundido. Un capitán del Real Madrid no debe dar esa imagen en la que da toda la sensación que el único colore que defiende, no es, precisamente, el blanco.