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Aspas vs Lucas: dos canteranos comandan el duelo de estilos en el gran derbi gallego

La Coruña. Riazor. Sábado 22h. Fiesta del derbi gallego. Deportivo de la Coruña contra Celta de Vigo. Espectáculo asegurado.

La Coruña. Riazor. Sábado 22h. Fiesta del derbi gallego. Deportivo de la Coruña contra Celta de Vigo. Espectáculo asegurado.
Los dos grandes refrentes del fútbol gallego | EFE

El sábado, en un rincón del noroeste de España, dos ciudades enteras no solo estarán pendientes del Gran Clásico. Para muchos de ellos, el partido importante se disputa el mismo sábado, pero cuatro horas más tarde. El sentimiento manda. El corazón se acelera. Algo más que un partido. La eterna rivalidad entre Vigo y La Coruña se desplaza al césped. Deportivo y Celta se ven las caras. Uno de los derbis que más pasiones levanta: llega a escena el gran derbi gallego.

Un encuentro siempre especial, que este año tiene el aliciente de tener instalados en la parte noble de la clasificación a los dos equipos. Celta y Deportivo están firmando una gran temporada. Para más inri, ambos conjuntos están comandados por dos jugadores que aman la camiseta que visten cada fin de semana: Iago Aspas y Lucas Pérez. Aunque son distintos y rivales, comparten rasgos en común:

  • Están de vuelta en el equipo de toda su vida

Aspas volvió a Vigo este verano tras estar un año en Liverpool y otro en Sevilla. Dos años difíciles, en los que no contó con muchos minutos, pero que le han ayudado a madurar, algo que se nota sobre el césped. Lucas, en cambio, ya estuvo el año pasado en Coruña, aunque en calidad de cedido. Nunca antes había jugado en el Deportivo de la Coruña hasta entonces, aunque siempre declaró que ese era su sueño desde niño. Un sueño que se ha hecho realidad.

  • Los dos llegan en un gran estado de forma

Lucas es la auténtica referencia del Deportivo. Acumula 7 goles en 11 partidos. Su entrenador, Víctor Sánchez, le ha sabido encontrar su habitat natural. Acostumbrado a jugar por los costados o de segundo punta, la posición de falso 9 con libertad total de movimientos, le viene como anillo al dedo. Allí saca a relucir todo su potencial. Es vertical, tiene regate, un extraordinario disparo, desborde, movilidad que saca de sitio y vuelve locos a los centrales rivales lo que aporvecha la segunda línea para encontrar espacios y una gran definición, propia de un delantero centro. Él es el principal culpable de que el Riazor vuelva a ilusionarse con su Depor tras muchos años a la deriva.tener la ilusión de que el Deportivo. Lucas juega como si se le acabase el tiempo. Cuando coge el balón crea la sensación de que algo va a pasar. Devora metros, regatea contrarios y desafía marcas al tiempo que contempla el próximo reto.

Nada sacia al depredador deportivista, hambriento por vestir la camiseta blanquiazul, levantar la grada de Riazor, golear y protagonizar con el Deportivo aquello que él, coruñés hasta las cachas, festejaba de niño. Apenas contaba 11 años cuando el equipo de sus amores ganó la Liga, 13 al levantar la Copa del centenariazo y 14 en las semifinales de Champions. Desafíos mayúsculos para un hijo pródigo del deportivismo, quien hubo de forjarse en el fútbol lejos de su casa

Aspas ha vuelto a Vigo renovado y con ilusiones nuevas. No ha perdido la velocidad, el descaro, la lucha, su extraordinario uno contra uno, la capacidad para asociarse, la picardía, ni el gol. Balaídos vuelve a sonreír al ver a su salvador -aún están en la retina de muchos celtistas los dos goles contra el Alavés cuando el Celta se jugaba el descenso a Segunda B, y que salvaron de la desaparición al equipo de su vida- con la elástica azul celeste y él responde en cada partido como si el día final hubiera llegado. Junto con Orellana y Nolito, forman un tridente que no tiene nada que envidiar a la MSN o la BBC. En Aspas todo está empapado de un celtismo que le viene de cuna. De sus tiempos de recogepelotas y de proyecto de futbolista de A Madroa. Por eso ha regresado para quedarse. Para cruzar todos los días Rande, para pasear por Moaña y para pisar cada dos semanas Balaídos. Su ecosistema. Su celtismo, rebosa, empapa, contagia.

  • Vivirán el duelo de una manera más que especial.

Para cualquier gallego cuyos colores en el corazón estén tatuados de azul: celeste o marino, este no es un partido más. Se juegan algo más que tres puntos. "El equipo que gane el derbi será el mejor de Galicia hasta el próximo partido, eso siempre es así.". Iago Aspas dixit. El de Moaña sabe mejor que nadie la sensación que provoca este partido a todo celtista. En el bando coruñés, lo mismo sucede con Lucas. Ambos lo han vivido desde todos los prismas: tanto dentro como fuera del campo, y quieren llevarse los tres puntos por encima de todo.

  • Merecen vestir la camiseta de la selección española

​Méritos más que sobrados, para, al menos, tener una oportunidad. Máxime cuando la posición que ocupan, la de `9`, sigue chirriando en la selección. Sin embargo, la alergia a lo nuevo del comandante al frente de las tropas españolas, impide que se haga justicia y vistan la casaca del combinado nacional. Injusto. A pesar de los numerosos contratiempos físicos y de adaptación a la selección que arrastra Diego Costa, Del Bosque sigue confiando en el jugador del Chelsea como nueve referencia. Ni siquiera la nefasta racha cara a gol que acumula Costa, 9 partidos 1 solo tanto, pone en duda su puesto.

Duelo de estilos

Cuando un equipo modesto se pone a jugar al primer toque, sin importar quién sea su rival, arriesga, presiona, le echa corazón a cada balón suelto, demuestra hambre en cada acción , y todo esto lo mezcla con calidad y pegada, la belleza de su fútbol se vuelve salvaje.

Donde otros guardan la ropa y se preocupan por modificar dibujos e ideas cuando se enfrentan a un gigante, el Celta se aventura a la locura, confía en su estilo y lo mantiene hasta las últimas consecuencias, cautivado por la idea de que la vida se disfruta mucho más si, en una de estas, puedes sufrir un descalabro total. El riesgo. Esa adrenalina que se siente cuando sabes que te pueden partir la cara pero que si te libras y te sales con la tuya, nada te hará sentir mejor. Y si fallas en el intento y terminas atropellado, por lo menos puedes levantarte con dignidad por luchar por lo que sientes, por lo que amas. Ese es el Celta. Bendita locura.

El Depor, por su parte, ha conseguido conjugar muy bien solidez defensiva con presencia ofensiva. Es un equipo el de Víctor muy trabajado, que tiene mucho equilibrio. Un conjunto al que es muy complicado hincarle el diente. Deja pocos espacios, concede pocas ocasiones al rival. Una dura piedra. Los fichajes de Mosquera y Fajr han dado mucha consistencia a su centro de operaciones, blindado en todos los partidos con un trivote muy sólido. Atrás Sidnei es el coronel que comanda una defensa que con las llegadas de dos veteranos de guerra, Fernando Navarro y Arribas, ha ganado en fiabilidad.

El 'tumba abierta' del Celta, el equipo de la Liga que más puntos ha sumado a domicilio y que sigue invicto como visitante, se mide contra la 'rocosidad' del Depor.

Con el cartel de 'No hay billetes' colgado en la puerta de las taquillas de Riazor, más de 400 miembros de seguridad velarán porque antes, durante y después del partido solo se hable de fútbol. 700 vigueses arroparán a su equipo en territorio enemigo, en un partido con aroma de fútbol del bueno.

Este sábado, a partir de las 22:05 h, sí a y 05, cosas del 'maestro' de los horarios, Depor y Celta disputan 'O noso derbi'.

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